Por fin ha terminado el famoso sorteo de la Lotería Nacional del avión presidencial sin avión presidencial. Recordemos que en este sorteo, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, a través de una intensa campaña de publicidad que incluyó spots de radio y televisión, la ya tradicional mañanera y el uso de influencers conocidos en las redes sociales, mantuvo la promoción y venta de los famosos cachitos y que también, dicho sea de paso, aprovechó para seguir culpando a los antiguos gobiernos del ayer por los problemas sociales de hoy.
Pero resulta que, las cuentas no salen y seguirán sin salir, pues una vez más, debido a los caprichos del presidente y a la justificación de un gobierno actual fallido, tenemos un sorteo que desde un inicio nunca tuvo éxito, a continuación les comparto los números.
Iniciamos con los seis millones de cachitos que se pretendían poner a la venta, de los cuales sólo se entregaron cuatro millones 179 mil, sin embargo, de esa cantidad, tres millones fueron adjudicados voluntariamente a fuerza el pasado 14 de febrero a un grupo de 100 empresarios de alma noble y buena (antes mafia del poder), que acudieron a una popular “tamaliza” en Palacio de Gobierno donde firmaron un documento que los comprometía o mejor dicho obligaba, a adquirir los boletos de la Lotería Nacional.
No conforme con ello, tiempo después, en una tradicional mañanera, López Obrador dio a conocer que, de los un millón 179 mil boletos restantes, se comprarían un millón de cachitos para repartirlos en hospitales de todo el país, esto con el recurso de 500 millones de pesos incautados por la Fiscalía General de la República.
Es así como restaban 179 mil boletos para la venta al público, pero tan exitoso resultó el negocio que entonces, se anunció que 38 mil 877 boletos serían adquiridos por el INSABI y destinados a la Secretaría de Salud de Tabasco, es decir que el pueblo bueno y sabio, sólo compró 140 mil boletos, poco más del 2.30% del total que se pretendían vender.
Entonces, no es para menos aprovechar estas fiestas patrias para dar el grito, pero en el cielo, por las grandes irregularidades de este sorteo de la 4T, donde una vez más, México se distingue por ser el único país en el mundo donde ocurren situaciones tan surreales como utilizar el dinero del Gobierno para comprar boletos de una rifa de avión sin avión, destinada al fracaso y no precisamente por la falta de solidaridad de los ciudadanos, sino porque hoy en día vivimos una de las peores crisis financieras, de empleo y de salud de todos los tiempos y que López Obrador sigue sin reconocer.
Luego de más de un año tratando de vender el Boeing Dreamliner sin éxito, no cabe duda que The Economist tiene suficientes motivos para nombrar esta venta como un “signo de ineptitud” actual del Gobierno Federal que estoy seguro, se reflejará en miles de votos de castigo en el próximo 2021.
Lo que si resultó una ganancia para esta “administración republicana” y que no se debe menospreciar en absoluto, fue el enorme distractor que resultó ser esta tomada de pelo para el pueblo de México, ya que durante meses, la rifa se mantuvo en la agenda diaria de las mañaneras y en los medios de comunicación, dejando de lado a las miles de víctimas de la inseguridad, las muertes por COVID-19, la falta de medicamentos, los feminicidios, el desplome del PIB y la crisis de educación a distancia.
A ello, hay que sumarle la exposición del presidente en los medios de comunicación en los cuales, afirmaba que, habiendo tanta pobreza, era un insulto tener ese avión, con lo que seguía culpando a los anteriores gobiernos de los fracasos de su gobierno. A ello, lo que le respondo es que el insulto mayor es jugar con la voluntad y esperanza de los miles de habitantes de este país a través de un sorteo falso y medidas populares sin sentido donde el costo económico es mayor que la ganancia, en definitiva, López Obrador se lleva el premio mayor pagado por los mexicanos.
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@LorenzoRiveraN