Tú no tienes la culpa

Criterios Martha Vargas Vázquez

La lucha interna por dejar a tú familiar por COVID en el hospital y éste muere 

Es muy difícil cuando te toca ver de cerca a una familia con la mitad de sus miembros contagiados de COVID-19. Los que no están contagiados viven con el miedo de contagiarse y la responsabilidad de tener que atender a los que están enfermos. 

Creo que no podemos definir el terror de ambas partes, ya que tanto los que están contagiados aparte de sentir las molestias viven con el miedo de agravarse y lo que es peor, morir. Los que atienden a sus familiares toman todas las medidas necesarias para poder llevarles medicamento, alimento y enseñarles a que estén pendientes de su oxigenación. En México, no estamos acostumbrados a vivir solos o estar aislados, somos una cultura muégano que mínimo el desayuno, la comida o cena lo compartimos los integrantes de la familia juntos. 

Es una gran responsabilidad y miedo tener a uno o más familiares contagiados de COVID-19 y ser responsable de sus cuidados. Tener que estar checando la temperatura, oxigenación, alimentación, limpieza, medicamentos, etc. Y ¿qué pasa cuando alguno empeora y hay que llevarlo al hospital? 

Es una responsabilidad y emergencia para la cual no estamos preparados, desde tener que ver cómo vamos a transportar a nuestro familiar al hospital, no siempre acuden al llamado las ambulancias, no hay disponibles, así que usted vea la manera de traer a su familiar al hospital para su valoración. Ahí inicia buscar, donde pueden forrar nuestro vehículo de plástico contac para el traslado, tener la ropa para protegernos junto con el cubre bocas, guantes y la mascarilla. 

Al llevar y dejar un familiar en el hospital por COVID-19 tenemos una gran responsabilidad y una culpa que la generamos nosotros y que nos la hacen sentir tanto el familiar al que estamos dejando, como los demás integrantes de la familia. 

Psicológicamente la culpa alude a la mala conciencia y al sentimiento negativo que una persona experimenta. 

El sentimiento de culpa y la tristeza por dejar a un miembro de la familia en el hospital es realmente indescriptible. No sabe uno si volverá a verlo o sólo recibirá una llamada donde le digan, su familiar falleció. 

Regresar a casa a seguir atendiendo a los demás miembros enfermos y enfrentar a los que no lo están y lo peor sentirte culpable de haber llevado a tu familiar al hospital y dejarlo ahí. 

Creo que todos debemos hacer conciencia de la pandemia que estamos viviendo, sin que por esto debemos buscar culpables de todo. Debemos ser empáticos y apoyar a vecinos, amigos y familia que estén padeciendo esta enfermedad. 

Muchas terapias actualmente son solicitadas por gente que está viviendo el duelo por la muerte de un familiar o un ser querido y ahí aparece la CULPA, esta la provoca el hecho de ser quien lleva al familiar al hospital y ya no se puede despedir de él, abrazarlo y decirle que todo va a  estar bien.  

Pero también tenemos la parte en donde los demás miembros de la familia culpan de la muerte de este familiar a quien lo lleva al hospital. Sin contar que muchas veces se tiene la posibilidad de hacer una video llamada con tu familiar hospitalizado y este te culpe por haberlo llevado y dejado en el hospital. Ahí tenemos que tomar en cuenta que la oxigenación y la desesperación de la persona hospitalizada afecta a todos los miembros de la familia con quien habla. 

No podemos vivir en duelo y mucho menos con culpa; debemos hablarlo y tomar alguna terapia de acompañamiento tanatológico. 

Tenemos la responsabilidad de tener un diálogo interno y sanador positivo, debemos aprender a vivir sin nuestro familiar o ser querido y no cargar con ninguna culpa. Todo lo que hacemos, se hace con amor y buscando el bienestar de quien amamos. 

Hay cinco ejercicios que podemos realizar para sanar la culpa y dejar de sentirla:  

1. Escribe una carta 

Escribe una carta a la persona que se fue y a tus familiares que te hacen sentir culpable. Cuando la tengas hecha, habrás dado un lugar a tus emociones negativas donde puedan habitar, fuera de tu mente y de tu cuerpo. Vivirán en esa carta y puedes quemarla o romperla si gustas para terminar con lo ahí plasmado 

2. Una pizarra limpia cada mañana 

Ten un pizarrón en tu cuarto y  cada mañana, antes de levantarte de la cama, apunta las tres o cuatro emociones que sientes. Después, tacha las negativas o bórralas.   

3. Adiós pensamientos negativos 

Revives una y otra vez el momento en que llevaste a tu familiar al hospital. Y entonces es cuando llega el sentimiento de culpa y los remordimientos.  

Dedícale 15 minutos al día a estos pensamientos negativos. Siéntate en un sitio tranquilo, cierra los ojos y empieza a darle vueltas al tema con una perspectiva constructiva. Por ejemplo: si me pasara otra vez, ¿cómo reaccionaría? Apunta tus ideas en un papel si es necesario. Cuando pasen los 15 minutos, deja estos pensamientos negativos en un cajón y no vuelvas a pensar en ellos. 

4. Acepta 

A veces, darle vueltas a las cosas sin parar es el resultado de no aceptar la realidad. Aprender a aceptar puede ser una forma poderosa de enfrentarte a las situaciones difíciles. 

5. La caja de las expectativas 

Imagina una caja en tu cabeza con la etiqueta expectativas. Cuando sientas culpa o la tentación de lamentarte por lo que podías haber hecho todas esas ideas que te lastiman, mételas mentalmente en esa caja. Si te cuesta imaginar, dibuja la caja y escribe dentro las expectativas que te están haciendo daño. 

Ten un poco de compasión para contigo.  

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