Consideraciones (propias y ajenas) del arresto del General Cienfuegos

Criterios Pablo Aréchiga Fernández

El arresto del general Cienfuegos por parte de la DEA, es un suceso sorprendente que no había ocurrido en la historia reciente de México, un militar en apariencia ejemplar: ex Secretario de la Defensa con una carrera militar impecable, que había ocupado el mando de cinco regiones militares, la dirección el Heroico Colegio Militar y la Oficialía Mayor de la SEDENA, además de tener diversas condecoraciones y reconocimientos, incluida una del Gobierno de Estados Unidos.

Por otra parte, el ejército es una de las institituciones en las que más confiamos los mexicanos, la segunda de acuerdo a Mitofsky después de las universidades; institución a quien el Presidente de México le confía muchas de las acciones prioritarias de su gobierno, como la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles, buena parte de la atención para el COVID-19 y de los desastres naturales, para todos es obvio que los recursos ejercidos en el plan DN-III-E se han gastado con mucha mayor honestidad que los del FONDEN. 

La detención del General generó muchísimas opiniones, desde la relación entre México y Estados Unidos en medio del proceso electoral, la confiabilidad de las fuerzas armadas para el combate al crimen organizado y la administración de recursos públicos, la separación entre asuntos civiles y militares, hasta las responsabilidades de quienes se encontraban directamente bajo las órdenes de Cienfuegos y que siguen en activo en la SEDENA. 

Algunas de las opiniones elaboran algunas preguntas legítimas, como qué se le pudo haber ofrecido a un general con un patrimonio en su declaración patrimonial de más de 30 millones de pesos y 50 años en el ejército, que administró más de 360 mil millones de pesos de presupuesto durante dos sexenios, para que aceptara coludirse con un narcotraficante relativamente mediano. 

También hay quien destaca el espionaje ilegal realizado por parte de las agencias del gobierno de Estados Unidos a ciudadanos mexicanos, lo que debería llevar a revisar los términos de la coooperación entre ambos países, en razón de que la principal prueba en contra del general son mensajes de un blackberry intervenidos sin la autorización de autoridades judiciales mexicanas. 

Por otra parte, vale la pena pensar también el nivel de injerencia que han tenido los grupos del crimen organizado en las instituciones y el gobierno mexicano, no sólo en las instituciones de seguridad nacional y pública, sino en todas y en los gobiernos estatales y municipales, en razón de la detención de Cienfuegos y de García Luna, lo que obligará al Presidente a continuar y fortalecer la lucha en contra de la corrupción sin ninguna excepción. 

Hay algunas preguntas de las que tal vez nunca tendremos respuesta, incluso si se comprueba la culpabilidad del general Cienfuegos, como desde cuándo estuvo involucrado, si el entonces Presidente Peña Nieto estaba enterado de estas conductas, o si la relación se daba con más cárteles o sólo con el H2. Lo que es un hecho, es que el ejército mexicano está viviendo una importante crisis de legitimidad y debe hacer todo lo posible para seguir siendo la institución en la que confiamos la mayoría de los mexicanos. 

A muchos de nosotros nos indignó ver la actitud del General en razón de los casos Ayotzinapa y Tlatlaya, y posiblemente sea responsable de otros delitos por acción u omisión en materia de violación de Derechos Humanos, pero de comprobarse su colusión con el narcotráfico, sería gravísimo y requeriría un esfuerzo institucional por limpiar de corrupción y ganar la crediblidad del ejército enorme. 

@pabloarechiga