Los retos de la industria vitivinícola durante el COVID-19

Criterios Laura Góngora

 “Dios no ha querido que el noble vino se pierda;

 Es por eso que no nos da sólo la viña, sino también la debida sed”

 (Winzerspruch de Dorlisheim)

Tras poco más de 8 meses de pandemia y sin poder aún ver la luz al final del túnel, todos hemos tenido que pasar por situaciones que jamás imaginamos. Este año no ha sido fácil para nadie, a la gran mayoría nos está afectando en la parte económica, a otros tantos en la salud mental y desafortunadamente a muchos en la salud física. Esta situación como bien dicen sin precedentes, nos obliga a reinventarnos día a día para sobrevivir de la mejor manera. 

Si bien es cierto que algunas industrias vieron oportunidades en esta pandemia, la gran mayoría esta sufriendo mucho debido a la falta de actividad económica que ha creado el quédate en casa, mismo que ha pasado de ser una acción de responsabilidad social a una cuestión debatible a medida que pasan los meses y el grado de desesperación va incrementando. 

Cuando empezó este infortunio en nuestro país a finales de marzo, se tenía la creencia que el consumo de bebidas alcohólicas había incrementado, ya que como dicen los mexicanos bebemos cuando nos va bien, pero también lo hacemos cuando nos va mal, esto resultó ser totalmente falso. Durante el primer trimestre de la pandemia todas las categorías de vinos y licores mostraron caídas importantes desde el whisky hasta la cerveza, pasando por todos los destilados y fermentados que conozcas, caídas no menores al 30%, cosa ya bastante grave que con el tiempo se agrava un poco más. 

Hablando específicamente de la industria vitivinícola; sabemos que México es un país emergente en cuanto a temas de vino de refiere, por lo que este producto ve su gran oportunidad en los centros de consumo como hoteles y restaurantes, mismos que cerraron en su totalidad por al menos 3 meses en los casos más positivos, mientras que otros tantos lo hicieron de manera definitiva. Cerca del 50% de las ventas de este fermentado estaban canalizadas a los mayoristas que distribuyen el centro de consumo, un 10% se vende en los clubes de precio y tiendas departamentales, un 20% en el autoservicio y el resto en tiendas especializadas. Al cerrar los centros de consumo prácticamente se perdió el 50% de la venta de este fermentado sin poder hacer nada al respecto.

Hacer vino no es barato, si tu crees que los dueños de las bodegas vinícolas son adinerados por sus utilidades estas muy equivocado, hacer vino es más pasión y amor al arte que realmente un negocio millonario. El proceso de elaboración es caro y muy tardado, por lo que lograr ver el retorno de tu inversión lleva muchos años, a eso sumémosle la cantidad ridícula de impuestos a pagar y finalmente pongámosle la gota que derramó el vaso: COVID-19 que tumbó el 50% de las ventas de la noche a la mañana.  

En toda crisis existen nuevas oportunidades que antes no se veían simplemente porque no era necesario hacerlo, pero ante una situación de tal magnitud la necesidad de explorar nuevos horizontes se vuelve imperativa, es el momento de reinventarse y apostar por canales de distribución poco explotados:

E-commerce: no es algo nuevo lo sé, pero seamos francos ¿cuántos de nosotros comprábamos vinos en línea? El e-commerce era ya famoso para otras cosas como libros, perfumes, edredones, etc. No para vinos,  las vinícolas y tiendas especializadas no tenían portales actualizados para trabajar un e-commerce correcto y la pandemia los agarro de bajada, sin embargo lo desarrollaron en poco mas de un mes, logrando que hoy encuentres la mayoría de los vinos del país en Amazon, mercado libre, rappi o tiendas online propias de vinícolas y mayoristas.

Autoservicio: si una actividad no se detuvo en ningún momento fueron estos establecimientos, la gente tiene que comer y es ahí donde la industria vio su segunda gran oportunidad, ya que este canal fue el rayito de esperanza en estos primeros momentos.

Actividades Virtuales: catas empresariales en línea, catas virtuales y creación de contenidos por plataformas como IG, Facebook, etc. Que hacen constantemente las casas de vinos promoviendo sus caldos por medio del marketing digital.

Hoy el mix y la dinámica de ventas ha cambiado mucho, entenderlo y abordarlo no ha sido tarea fácil. No solo hay que vender, también hay que cobrar en un contexto donde nadie tiene liquidez, donde los distribuidores cuidan sus niveles de stock para no sobre inventariarse ya que nadie sabe que va a pasar mañana, donde se siguen dictando leyes secas y restricciones de horarios para ventas de bebidas alcohólicas que lastiman enormemente a la industria. Hoy dependemos de un semáforo que pedimos todos los días no vuelva a pasar a rojo como en algunos estados ya está sucediendo.

 A pesar de todo esto seguimos esforzándonos y aunque aún tenemos una caída muy importante contra el año pasado y los recortes de personal no paran, la resiliencia y capacidad de reacción que se está mostrando me hace creer que la gran mayoría de las vinícolas lograrán sobrevivir al COVID-19.

Finalmente, dejo este tema para abordarlo posteriormente ¿Qué sucederá con el excedente de vino? ¿Los Mexicanos aportaremos más por nuestro producto? 

No estoy en contra de que nos quedemos en casa, pero si te quedas en casa pide tus vinos en línea para pasar estos tiempos más o menos y si sales, los restaurantes te darán la bienvenida con los mejores cuidados.

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