La producción de la ignorancia

Criterios María Del Rocío Lozano Solana

¿Quién iba a decir que en un mismo texto podríamos hablar de pobreza y muertos de hambre, pero a la vez de Disney, Hanna Montana, Fútbol y minorías? Como ya sabemos, hablar de globalización es hablar de todo un poco y entender que, al final del día, por más diferente que parezca, todo está conectado. A continuación, vamos a analizar diferentes ejemplos, que ponen a la globalización contra la pared. Pero que aún peor, cuestionan la existencia de los medios y su influencia en la sociedad. 

En primer lugar, veamos el caso de “Nestlé” y la fórmula para leche de bebés. Para entender esto, es importante ser consciente de que, en muchos países en desarrollo, de hecho, en los más pobres, la obtención de leche en fórmula es casi imposible. Normalmente la fórmula se mezcla con agua, pero esta agua tiende a estar contaminada; o la falta de educación hace que las jóvenes no esterilicen los utensilios de los bebés y a veces ni siquiera hay suficiente electricidad para hacer cualquier cosa por ellos. Por más trágico que parezca el caso, “Nestlé” utiliza estos escenarios para su publicidad oficial, la cual tiene sólo un objetivo: las ganancias. Siendo esta compañía la número 1 en producción de leche en fórmula para bebé, muchas ONGs se han propuesto acusarla por las prácticas antiéticas en su publicidad.  

Pero, hablar de capitalismo y negocios ya es suficientemente aburrido. Los medios, sin embargo, han hecho que la globalización económica sea posible. Se han encargado de crear condiciones capitalistas que fomenten e impulsen al mercado global. En primer lugar, es importante captar que la publicidad se celebra hasta en la cara de las desigualdades y las tragedias. En segundo lugar, los medios ya se han convertido en corporaciones transnacionales que solían ser propias de lo local. Sin embargo, el alcance que los medios han obtenido es gracias a que nosotros, sus consumidores, les damos su elemento más preciado: atención. 

El nacimiento de los negocios y la competencia 

Para empezar, hay que explicarlo con un ejemplo. Viajemos un poco en la historia a la época en la que se empezaban a vender zapatos. En principio, cuando se tenía la necesidad, se usaba más bien que el individuo hiciera sus propios zapatos.  Sin embargo, cuando las personas comienzan a moverse de pueblo en pueblo, cuidad en ciudad, se desata la curiosidad por comprar nuevos materiales o pedir ayuda a expertos. En este caso, debido a la falta de alfabetización, los zapateros colgarían letreros con dibujos para llamar la atención. Mientras más crece el interés de los individuos, también lo hace el de los vendedores y es así como comienza la competencia. De esta forma entendemos que la competencia cambia la naturaleza de la publicidad. Ahora los negocios, deben de no sólo usar imágenes sino otros elementos llamativos y diferentes. Los zapateros usaron los medios para crecer y de esta forma llegó Nike.  

Ya sabemos que la globalización económica representa la apertura de los mercados alrededor del mundo. Los medios, de esta forma, se han adaptado a las condiciones del capitalismo y lo que este implica y exige. Se han encargado en ser protagonistas y elementales para fomentar y exhortar al consumismo. ¡Una ventaja para los zapateros! O tal vez no. 

El oligopolio de los medios 

¿Habías escuchado ese concepto antes? Sabiendo que el mundo ya esta completamente saturado de diferentes medios de comunicación, no sorprende ignorar el hecho de que estos medios son controlados por sólo unos pocos. Muchos argumentan que el sistema global de medios no es un resultado de los mercados ni de la ley natural, sino que representa una consecuencia importante de las políticas que se han creado alrededor de este sistema. El concepto de ´oligopolio´ se entiende como un fenómeno que tiene grandes implicaciones en todos los ámbitos de nuestra vida como sociedad. La preocupación principal, que en sí explica el fenómeno, es que los medios son principalmente controlados por compañías occidentales.  

No parece ser tan grave sino más bien una ventaja para el resto del mundo que descansa de la responsabilidad. Pero el problema va más a fondo. Si tomamos en cuenta el proceso de toma de decisiones sobre el contenido, la distribución y las inversiones, estas decisiones se harán completamente ignorando los intereses locales, y aceptando la tirada global que trae la tecnología. Es por lo mismo que no nos extraña ver que tantas naciones tengan introducido un sistema prediseñado y específicamente occidental en ellos. Para esto, claro, existen alternativas. Tal y como lo hizo la Unión Europea cuando aseguró que el 50 % de la programación en televisión, sería producida dentro del territorio. Sin embargo, si se tratara de elegir la cultura que quieres permitir influenciar en tu sociedad, la decisión no sería tan fácil. 

Los intereses del oligopolio 

Nuevamente, McChesney afirmaba que los medios y su monopolio, no están completamente interesados en la difusión de ideologías ni en la evangelización de valores culturales. Por otro lado, Katherine Sarikakis encontró una dinámica similar que hace referencia a las políticas que deberían de ser implementadas para detener la proliferación de una misma cultura sobre otras, del consumismo y de sus efectos (Lule, 2017, p. 100). Hablemos ahora del fenómeno como una conglomeración. Como ya se había mencionado antes, el motor de los medios son los incentivos que producen como noticias, documentales, películas y cualquier tipo de contenido.  

Es gracias a ese objetivo (de obtener incentivos) que las compañías de medios de comunicación buscan el ambiente más adecuado para su producción. ¿Te has puesto a pensar sobre los bajos salarios, la mano de obra barata, las tragedias que más venden o los lugares que no reciben publicidad? Esto nos lleva a un tema aún más complicado que habla sobre la explotación y las injusticias. Para esto podría hablar de grandes corporaciones como Walt Disney que es dueña de una gran cantidad de compañías publicitarias, de televisión, editoriales, parques temáticos, cadenas de restaurantes y un negocio alrededor de los temas infantiles.  

Pero también podríamos hablar de la corporación de noticias FOX construida por Murdoch desde su compra en 1985. Sin embargo, quisiera detenerme un poco en el tema de Disney y sus estrategias para usar los medios a su beneficio. ¿Recuerdan que al principio mencioné que podíamos hablar de Hanna Montana entre muchas otras cosas? Imaginen que el programa de, una chica que durante el día es una estudiante de preparatoria cualquiera pero que durante la noche se vuelve una cantante famosa adorada hasta por sus compañeros, alcanza el gusto de los espectadores en diciembre del 2016. Justo a tiempo para las vacaciones, se abre una oportunidad de negocios impresionante. Disney no pierde el tiempo y promueve una línea completa de todo lo que puedas comprar relacionado con Hanna Montana. Esto, por varios años, le dejó a la compañía billones de dólares.  

Sin medios, sin capitalismo, sin globalización 

Esta relación entre los medios y la globalización ya es historia vieja. No es difícil entender que los medios de comunicación han logrado un impacto grande en la sociedad moderna. O más bien, ¿fueron ellos los que modernizaron a la sociedad? Sin mucho esfuerzo se han convertido en la fuente de información más importante. Han demostrado ser capaces de recaudar, guardar y comunicar información de interés económico sobre los seres humanos.  

“Minuto a minuto” es la frase del día. Lo que vende es lo que se reporta al instante. Los medios son expertos en reemplazar noticias o eventos que se secan al minuto y los usuarios somos expertos en consumir sus tragedias. Pero este tiene sus consecuencias. El énfasis que le dan los medios ha únicamente ciertos sectores del globo, ha dejado ‘peros’ que resolver: 

1. Promociona un contenido en masa, en lugar de un contenido favorable para lo local. Lo que es más rentable es lo que se produce en masa y para muchos. 

2. Se buscan las producciones más baratas. 

3. El contenido más rentable no suele ser el mejor contenido ni el más conveniente. A esto muchos le llamas “la producción en masa de la ignorancia”. 

Que no nos sorprenda que lo que más se ve y se escucha está relacionado con ataques terroristas, accidentes de aerolíneas, huracanes, muertes de celebridades, espectáculos, terremotos; cuando al mismo tiempo suceden muchas otras cosas alrededor. Y de esta forma se ignora a una gran parte de la sociedad mundial. ¿Qué pasa con los de abajo? Con seguridad secundo el argumento de que los del billón de abajo merecen cobertura humanitaria mínima. Como dice un libro sobre globalización de Lule casi al final de su capítulo 6, “los del billón de abajo podrían ser una historia apasionante y poderosa, pero las historias no se ajustan al modelo barato, fácil, escapista y apolítico impuesto por el oligopolio de los medios. Así, los del billón más pobres viven y mueren en un rincón oscuro de la aldea global” (p. 114). ¿Será entonces que podamos algún día actuar como ciudadanos preocupados y no tanto como consumidores contenidos? 

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Referencias 

Lule, J. (2017). Globalization and Media (2ª ed.). Londres, Inglaterra: Rowman & Littlefield. Capítulo 6 (pp. 89-119)