La oposición que México necesita

Criterios María Del Rocío Lozano Solana

La democracia se construye con la necesidad de que exista una soberanía popular y, gracias a que se crea una representación política, la voluntad ciudadana ha dejado huellas históricas. Por ello, el proceso de creación de los Estados ha sido afectado por la emergencia de orden social, después de que se vivieran guerras de independencia, la Revolución Francesa y otros hechos durante el siglo XIX. Y es así como llega la formación de grupos de culturas políticas distintas, esperando acceder al poder político y dar a la sociedad el “orden” que estaba buscando. Pero, no es hasta los primeros 10 años del siglo XX, que los sistemas de representación se cuestionan los métodos para resolver el problema fundamental: las minorías. Muchos países del mundo, hasta la actualidad, son gobernados por el sistema de mayorías y sobrerrepresentación, dejando a las demás opciones competir por las sobras del gobierno.  

No se si ya habías escuchado de esto, pero hace un poco más de un mes, cantantes cubanos sacaron una reconocida canción llamada “Patria y Vida”, en donde acusan al régimen de su país por los años de control y comparten su sentimiento de enojo con los oyentes. Ahora, como mexicanos, recordemos la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), un grupo político que gobernó nuestras calles por 60 años consecutivos. Tal vez nunca lo llamamos dictadura, pero por muchos años, no vimos a una oposición levantarse por el cambio. Pero como en todo, la evolución de la mente humana, de su personalidad y sus interesas, va cambiando. Después de tantos años, la fuerza de un partido se diluye entre otros nombres e ideologías, y es ahí cuando podemos decir que se crea una verdadera competencia.  

Fuera de la crítica de que son los mismos miembros los que se cambian el nombre, comienza a haber conciencia de que algo no estaba funcionando. Hoy, 2021, a unos meses de unas elecciones importantísimas para el país, la oposición de López Obrador está derrotada (Viridiana Ríos, 2021). No la vemos levantarse ni con esfuerzos conjuntos, pero necesitamos que lo haga. Porque, si no ha sido suficiente la nula rendición de cuentas por parte del partido actual, tendrán que entregarse otras razones, por las que la representación deba de ser justa y para todos. Por un lado, hay quienes creen que un grupo que puede ser real competencia para el actual Presidente debe enfatizar en los errores cometidos por él y su gobierno. No es suficiente con que la ciudadanía se esté dando cuenta de la pésima administración en la violencia de género, la infraestructura, el manejo de la economía y la corrupción, de la ignorancia ante la impunidad, la pandemia y la pobreza. Lo que se necesita es una acción concreta frente a las urnas.  

Por otro lado, muchos piensan que lo que se necesita para crear una nueva oposición, es que esta sea como la de López Obrador. Hace unos días, el diario de El País analizaba el caso en donde los votantes consideraban importante la venganza contra las élites de México. Y por ello, solo los candidatos que puedan igualar el discurso de odio y revancha contra los “ricos” podrán derrotarlo. Pero esto tampoco puede ser cierto. En el 2018, el voto populista se dividió entre el PAN, PRI y Morena, y si revisamos los estudios hechos en la Universidad del Estado de Ohio, veremos que la búsqueda de venganza no fue la razón que le dio a Morena la victoria. Pero la oposición se sostiene de esas razones, pues le gusta creerse la opción racional, educada y correcta. Pero esa sería solo otra mentira.  

Entonces, ¿Cuál es la razón de esta bipolaridad electoral y de que no exista oposición fuerte que se levante ante ella? Si recordamos la historia y escuchamos con claridad los discursos de políticos con “potencial” de hoy en día, reconoceremos que hay un elemento en común: todos tratan de descifrar lo que está causando las desigualdades y la falta de desarrollo en el país. Pocos, o mejor dicho, casi nadie, ha sido capaz de entregar un diagnóstico claro, creíble y bien estructurado sobre esta polaridad social. La oposición que México necesita debe de reconocer que algo anda mal y que el cambio debe de darse en el fondo de la cultura política. Morena fue, en su momento, la oposición con el diagnóstico perfecto diciendo que el gobierno del momento estaba sólo al servicio de “algunos”. López obrador se ganó el corazón de los educados y los fieles seguidores cuando fue el único en poder dar este discurso poderoso. 

Hoy, con la gira por el país del ex-candidato Ricardo Anaya, queda más que claro que una verdadera oposición debe de conocer a su país y a sus ciudadanos. No puede llegar creyendo que todo lo sabe y que la solución es fácil, ya no sólo basta con entender que sí se requiere un cambio profundo en las élites partidistas y en la sobrerrepresentación. La política debe de dejar de ser el negocio familiar y comenzar a ser el verdadero cambio. México no necesita que lo compren con palabras bonitas y actitudes empáticas, necesita que lo acompañen con soberanía, legitimidad y honestidad. Hoy se suman fuerzas de muchos que aman a su país y que no quieren verlo hundirse más y más. Pero, como ya te dije antes, esa fuerza no se consuma hasta que se demuestre con valentía y responsabilidad frente a las urnas.  

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