Miedo a volver a amar

Criterios Martha Vargas Vázquez

“La muerte pone fin a la angustia de la vida…

Y, sin embargo, la vida tiembla ante la muerte…

Así tiembla un corazón ante el amor,

Como si sintiera la amenaza de su fin.

Porque allí donde despierta el amor…

Muere el Yo, el oscuro déspota…”

Rumi

Los seres humanos por naturaleza queremos amar y ser amados. Sin embargo, cuando hemos tenido experiencias negativas, podemos quedar sensibilizados y considerar adecuado evadir, tomar demasiadas precauciones, o no volver a intentar amar. Sin embargo, la vida continúa y las oportunidades de vincularse con personas nuevas, parece estar, en ocasiones, a la vuelta de la esquina. Es curioso cuando más evitamos tal o cual cosa esta se presenta, esto sucede cuando después de tener una pérdida, desilusión o desengaño amoroso juramos no volver a relacionarnos con nadie y mucho menos entregar el corazón.

Es típico en personas que han vivido rupturas conflictivas o dolorosas en sus relaciones amorosas, experimentar temor o ansiedad, cuando perciben una nueva posibilidad de vincularse, de enamorarse, de entregarse a la intimidad y de hacerse vulnerable ante una nueva pareja.

Nuestra mente juega con nosotros y por razones de tranquilidad, estabilidad y economía del esfuerzo, quisiéramos que nuestras relaciones más gratificantes fuesen eternas, lo real es que la mayoría de los vínculos emocionales tienen cada vez menor duración, y a su tiempo todos terminan, por causa de abandono, ruptura, o fallecimiento de un miembro de la pareja. Y ya que no es posible alcanzar una compatibilidad total, ni mantener eternamente la compañía del ser amado, es posible que surjan diferencias a veces inmanejables, que nos imponen como alternativas: tolerancia, acuerdo o separación.

Cuando nos encontramos en duelo porque se ha roto una relación de pareja y ha pasado el tiempo de asimilación o de recuperación, el organismo nos impulsa a buscar nuevas opciones de conexión emocional y la necesidad de sentirnos acompañados y amados. La sociedad, llena de buscadores de amor, nos brinda la oportunidad de abrir una vez más nuestro abanico.

Pero muchas veces nos paraliza el miedo a volver a sentir dolor o caer en duelo por la pérdida de la pareja sea cual sea la causa. Para los que saben manejarse en el mercadeo humano y mostrar sus mejores cartas, las posibilidades de volver a vincularse se vuelve numeroso. Provocando que surjan  contactos iniciales y conversaciones de aproximación, hasta que se entra en el terreno riesgoso de la intimidad y el compromiso. Es entonces, cuando aparece la tranca, el freno, el impedimento interior y el temor a fracasar, a decepcionar, a repetir errores o a sufrir, hacen mella y operan creando auto sabotaje. Nosotros mismos creamos ese sabotaje por el miedo a ser nuevamente amados y amar. 

Pensar que lo que nos sucedió volverá a ocurrir, implica la existencia de cuando menos cuatro ideas erradas: la idea de que ayer y hoy son iguales, que aquella persona será igual a aquella, que cometeremos los mismos errores y que lo mejor es no arriesgarse para evitar sufrimientos. Estas son limitantes producto del sabotaje mental.

Debemos comprender que, el día de ayer no podría ser igual que el día de hoy por el hecho simple e incontrovertible de que se trata de dos días diferentes, cada uno con sus variables singulares y diferenciadoras. Cada día es totalmente nuevo, único, especial y distinto.

Las personas no son iguales, la persona que ahora te agrada, te excita o te emociona no es como con la que usted compartió afecto en el pasado, puesto que cada una tiene una genética, una crianza y una forma de tomar decisiones, que es totalmente diferente. Cada quien es cada cual. Hasta la manera de amar es diferente en cada ser humano.

Si el día es nuevo y la persona diferente, es poco probable que las circunstancias se repitan, si ocurriera, puede usted elegir nuevas maneras de actuar, pues ya ha aprendido de sus errores anteriores. 

Usted  es de las personas que  piensan que es mejor evitar riesgos en el amor, quizás nunca conocerá lo que es una relación plena, llena de la magia y el colorido que sólo el amor puede proporcionar. Puede usted tomar riesgos calculados, dar pequeños pasos y un paso a la vez, pero no puede privarse de avanzar, de crecer y de vivir. Simplemente no podemos negarnos al amor. Para decirlo en palabras de Eckhart Tolle: “las relaciones no están allí para hacernos felices sino para hacernos conscientes”.

Es hora de dejar el pasado pues todo lo ocurrido no está ocurriendo ni aquí ni ahora; esos eventos por mucho dolor que le hayan causado, son únicamente un registro en su memoria, nada tangible o concreto que le impida retomar el camino. 

Muchos nos limitamos por la edad, por no querer sentir dolor o evitar el qué dirán y todo esto sólo hace que no podamos ver la felicidad y los días llenos de color que van a venir a ocupar el lugar de días grises llenos de sombra y de dolor.

Creo que es momento de abrir las alas como una bella mariposa y permitirnos de manera madura volver amar y lo que es mejor vivir plenamente nuestro amor sin importar el qué dirán o qué pensaran de uno. Recuerden que la vida se vive sólo una vez y las oportunidades no aparecen dos veces, después de todo, los seres humanos aprendemos a partir de prueba y error. Date la oportunidad de ser feliz, sentirte plena y porque no vivir el mejor amor de tu vida.

¡Adelante! Seque sus lágrimas, salga de la zona gris y camine con renovado entusiasmo hacia una nueva experiencia de placer, amor y plenitud. 

“Sólo desde el corazón puedes tocar el cielo”  Rumi

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