En todos los rincones del país existen varias colonias con destino popular, en las que una gran desarrolladora aprovechó una enorme porción de terreno para hacer un conjunto habitacional de casas muy pequeñas. Es una práctica muy común este tipo de construcciones, donde se opta por densidades muy altas de población en espacios pequeños justificando con el volumen el precio bajo con el que salen a la venta las viviendas. Normalmente se verán casas en serie, sin ningún rasgo que distinga una de otra más que el número exterior pintado en el nicho de medidores. Todos hemos visto colonias así, todos tenemos una imagen en la cabeza al hablar de dichos desarrollos.
En el caso de la Ciudad de Puebla, hay una colonia en particular que se destaca sobre las demás por su enorme extensión y, por consiguiente, la gran cantidad de casitas en serie con las que cuenta. Desarrollado en 39 hectáreas, las 1,530 casas en las que viven alrededor de 6 mil personas fueron concebidas bajo un régimen de propiedad en condominio. ¿Qué significa esto? Que los 1,530 propietarios de cada una de las casas en la colonia, también es propietario de una fracción de las áreas comunes del mismo. Por un lado, cada habitante tiene derecho de hacer con su casa lo que vea conveniente para mantener su calidad de vida. Por otro lado, al estar en condominio, cualquier modificación que se realice a las fachadas, estructura o volumetría de las casas deberá ser consensuado con el resto de los condóminos. En este caso es necesario que haya una mesa directiva de colonos que de autorización para las modificaciones solicitadas.
Si alguno de ustedes vive en una cerrada, un fraccionamiento o una colonia, no me dejarán mentir y sabrán que la administración es parte del éxito para la prosperidad y plusvalía del inmueble. Muchos fraccionamientos tienen un reglamento muy estricto, desde las normas de diseño y arquitectura de cada casa, hasta las conductas aceptadas bajo ciertos horarios y condiciones. Para todo esto se cobra un monto mensual como mantenimiento. Recordemos que las áreas verdes, áreas comunes como casetas de vigilancia, parques, andadores, son de propiedad compartida y, por lo tanto, sería responsabilidad de todos pagar el mantenimiento de estas. La labor de la administración de cada una de estas propiedades es tan extensa y exhaustiva que existen empresas dedicadas exclusivamente a esta labor titánica. Cada casa es un universo, imaginen lidiar con 1,530 universos diferentes.
Regresando al caso particular de “Los Héroes Puebla”, era la propia desarrolladora la que estaba llevando la vigilancia y control de la colonia para que no hubiera faltas en el reglamento. Grupo SADASI se vio muy beneficiado con la construcción y venta de esta colonia, pero desde hace aproximadamente 7 años ha preferido hacerse de la vista gorda y pasar por alto sucesos de alto impacto que han ido deteriorando la imagen y seguridad del condominio. No es sólo cuestión de la administración del conjunto particular, la misma ley que regula el régimen de propiedad de condominio en el Estado de Puebla en su artículo 24 dicta varias restricciones que han sido sobrepasadas por muchos propietarios con impunidad. Básicamente menciona que no se puede pintar, modificar o alterar las fachadas que rompan con la estética del conjunto, mucho menos realizar construcciones, excavaciones o pisos nuevos, y sobre todo destinar las áreas establecidas en la escritura para un uso distinto, por ejemplo, convertir tu cochera en miscelánea. Todo esto solo se autoriza bajo el acuerdo del resto de los condóminos.
Vamos a ser empáticos por un momento. Imagínate que vives en un conjunto de 1,500 casas idénticas. De repente notas que un vecino construye un techo para su cochera. Sabes que eso no está permitido. Cuando compraste tu casa se te fue muy claro con el reglamento y quedó muy bien establecido que no se permitía hacer modificaciones al diseño y fachadas. Pero a ti también te gustaría tener un techo que proteja tu coche del sol. No reclamas, al contrario, empieza a invadir tu cabeza una de las actitudes más mexicanas que nos caracterizan: si él lo hizo, yo también puedo. Después de algunos meses, varios vecinos pensaron igual que tú. Algunos incluso más ingeniosos aprovecharon el techo de su cochera para hacer un cuarto extra. ¿Cómo no se te ocurrió? Pasa el tiempo y nadie dice nada, al contrario, la cantidad de cocheras techadas, cuartos extras, incluso terceros pisos empiezan a aumentar como si fuera una competencia. En las noches, Doña Rosa sale a su cochera y cocina memelas de muy buen sabor. ¿Cómo no se te ocurrió? La situación económica está desfavorable y una ayudadita de ese tipo siempre será muy agradecida. Además, es conveniente, ya no tienes que agarrar tu coche para manejar 10 minutos fuera del fraccionamiento para ir a cenar antojitos. Nadie dice nada, al contrario, empiezan a surgir más negocios familiares que poco a poco se empiezan a convertir en locales comerciales. ¿Tendrán licencia de funcionamiento? Muy poco probable, pero ¿Qué importa? Si digo algo, me dicen algo a mi también. “Fuente ovejuna” en todo su esplendor.
Estas prácticas desmedidas y sin control alguno, a la fecha han provocado que muchas de las casas corran el riesgo de colapsar en algún temblor. Pensemos que cada vivienda fue calculada para soportar un peso, y que la eficiencia de los costos y materiales definitivamente sólo garantiza la estructura original. Al agregar más construcción y más pisos se estaría sobrecargando poniendo en peligro a las familias que ahí habitan. Evidentemente las remodelaciones y ampliaciones son producto de la autoconstrucción. En este tipo de situaciones jamás interviene un especialista que solucione esa necesidad, lo cual incrementa el riesgo. No pasemos por alto también la invasión de locales comerciales irregulares en las cocheras, que no son necesariamente un riesgo, pero si son una falta al reglamento como tal. ¿Quiénes serán los héroes que saquen del desastre inminente a estas colonias?
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