Honro a todas las Madres de mi sistema familiar…
Oveja negra es un modismo que describe a un miembro diferente, poco respetable y despreciable de un grupo, especialmente dentro de una familia. El término se relaciona generalmente con aspectos negativos, como por ejemplo rebeldía.
El hecho de ser diferente a los usos y costumbres de un clan familiar te etiqueta como oveja negra o el rebelde de la familia, cuando eres mamá y cambias el esquema de educación y enseñanza de los hijos lejos de los lineamientos a los cuales está acostumbrada la familia, te da la etiqueta.
Todos cuando nos referimos a la oveja negra nos lleva de inmediato a imaginar alguien que sale del contexto y de todo lo que se viene haciendo por costumbre o tradición. Es sobresalir porque no vive bajo las mismas normas que todos, sobresale y hace cambios aunque tenga el mundo en contra.
La mamá oveja negra es aquella que decide cortar con mandatos patriarcales y crianzas adultocentristas. Es la que se anima a seguir su instinto, aunque la familia o el círculo cercano la haga dudar. La madre oveja negra es la que decide con plena conciencia cortar relaciones tóxicas sin importar el vínculo sanguíneo, cuando se percata de que esos lazos disfuncionales pueden afectar a sus crías. No permiten la intervención ni de su familia o la familia política en la crianza de sus hijos y en las normas de casa. La mamá oveja negra es la que hace terapias de todo tipo para sanar sus heridas de la infancia y para sanar también su linaje, muchas veces enceguecido por sus propias heridas no resueltas. Y con base en ir sanando en terapias y ejercicios va guiando a los hijos de la mejor manera posible.
Las mamás ovejas negras somos las señaladas, esas de las que siempre se cuchichea a sus espaldas, se cuestionan, se critican, se juzgan “¿Por qué ha dejado su trabajo?” “¿Por qué ha vuelto a trabajar fuera?” “¿Por qué lo carga todo el rato?” “¿Por qué a cada que llora le mete la teta?” “¿Por qué no lo castiga?” “¿Por qué no lo mete en la guardería de una vez?”… Somos criticadas tanto por miembros de la familia como por vecinos y amistades que juzgan nuestra manera de educar a los hijos y llevar nuestro hogar, si supieran lo doloroso que es abrir todas esas cajitas de experiencias traumáticas enquistadas y escondidas en los cajones del alma generación tras generación para poder tomar las riendas y hacer hijos felices que no carguen con dolores o traumas del pasado de una familia que vive en la tradición sin ver que hay una evolución cada día.
En cada familia siempre hay una mamá oveja negra, valiente, que muchas veces se sintió sola, que muchas veces dudó si lo estaría haciendo bien pero que eligió el sexto sentido, el instinto, la tripa, la intuición. Es la guerrera que saca a flote todo lo que paraliza a la familia, podemos decir que es a la que echan al ruedo para sacar la corrida lo mejor posible.
En cada familia hay una mamá oveja negra que no solo tiene que trabajar en ella sino en toda la carga del trauma familiar que ninguno de sus parientes o incluso su pareja y amistades quieren o pueden ver.
Es solitario ser oveja negra. Pero un día cualquiera, más temprano que tarde, cuando la mamá oveja negra decide empoderarse y levantar la frente y la mirada en la pradera, avista a lo lejos a muchas otras ovejas caminando en el sentido contrario al de su rebaño, a contracorriente, como ella. Y cuando se detiene a observarlas mientras avanzan, calmadamente, de rabo a cabeza, algo mágico sucede: se da cuenta que no son ovejas negras como las llaman los otros, son ovejas multicolores, dueñas de un brillo único, el que aporta el amor propio, la empatía, el amor a los hijos, el amor a la familia, la evolución psicológica y la espiritual.
Estas madres ovejas negras son las que tienen una familia ejemplar y muy envidiada, forman hijos exitosos y crean un ambiente familiar cordial donde uno se siente bien. Seamos madres ovejas negras para romper los lazos del pasado y permitirnos formar y crear una familia sin arrastrar traumas y lastres del pasado.
Mujeres con el único objetivo de formar familias felices, sin la carga de un pasado que no les corresponde.
Madres fuertes que pasaron la vida dejando su legado de amor.
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