Por: Mariana Alejo Ramírez / Foto: Twitter @jornalistavitor
Este sábado 4 de septiembre cumplió 25 años desde su apertura el Museo de la Locura, ubicado en la ciudad brasileña de Barbácena. En uno de los pabellones de lo que alguna vez fue el Hospital Colonia, el gobierno de Barbácena inauguró un museo dedicado a recordar aquellos horrores perpetrados en nombre de la psiquiatría contra enfermos mentales y otras muchas personas cuerdas pero rechazadas por la sociedad.
Decenas de miles de personas fueron abandonadas e internadas en distintas instituciones mentales de la ciudad de Barbácena a lo largo del siglo XX. Eran tantas que la ciudad llegó a ser conocida como “la ciudad de los locos”. Sin embargo y a pesar de ser internadas en instituciones psiquiátricas, la mayoría de las personas que ingresaban estaban cuerdas. Muchos eran alcohólicos, sifilíticos, prostitutas, homosexuales, epilépticos, madres solteras, esposas a las que sustituir por una amante e inconformistas.
El Hospital Colonia era un manicomio con cementerio, evidencia de que sanar no era la misión. Durante décadas, no hubo médicos ni enfermeras, sino meros guardas. El tratamiento era simple: pastillas azules o pastillas rosas en función de los síntomas, además de electrochoques y lobotomía, como mandaba entonces la medicina. Las condiciones en las que se encontraban los pacientes eran tan deplorables que, entre sus paredes, los cuerdos se volvían locos y muchos murieron de hambre, frío, asfixia y diarrea. Alrededor de 60 mil brasileños perdieron la vida.
Debido a la ansiedad que el confinamiento provocado por la pandemia de COVID-19 ha causado a millones de personas en todo el mundo, el debate sobre la salud mental y el estigma que aún la rodea se ha reavivado. Lucimar Pereira, directora de este museo, explicó que “eligieron llamarlo Museo de la Locura para despertar el interés del público y porque no remite sólo a una historia local, sino que es una referencia para analizar el pasado, para preservarlo y que no se repita”.
