Los folletos turísticos de México.

Criterios Jaime A. Romano

Quizás cuando hemos viajado a otra ciudad o a otro país encontramos en los hoteles o paraderos turísticos grandes muebles en los que encontramos folletos que nos invitan a visitar lugares cercanos a dicho destino o atracciones famosas que prometen entretener a los visitantes. Tal vez en películas hemos visto esas burlas acerca de “La madeja de estambre más grande del mundo” o “El manglar de los cocodrilos”, así se publicitan esos lugares que en ocasiones llegan a ser trampas para turistas.

Pero bueno, como sea en su momento estas publicaciones alientan al visitante a explorar las regiones cercanas y encontrar nuevas experiencias, pero ¿Cómo era la publicidad turística en los tiempos pasados?

A partir de la necesidad de dar a conocer las maravillas con las que cuenta la Nación, se crean una serie de álbumes: “Álbum Mexicano”, “Álbum del Ferrocarril Mexicano”, “Monumentos de Mejico”, entre otros.

Foto: Jaime A. Romano

Así, a través de grabados que presentaban los mejores lugares del país, se presumía a México en una forma romántica, era el México que todos querían ver, ese País que ilustró románticamente Velasco, ahora se plasmaba en las ricas ilustraciones que ponían a los ciudadanos en las plazas más famosas, o ilustraban el camino del ferrocarril a través de las vías principales de México, invitando al turismo a conocer estas locaciones.

Foto: Jaime A. Romano
Foto: Jaime A. Romano

Recordemos que para la captura de muchas de estas imágenes, no se contaba con una cámara fotográfica, por lo que el artista mismo debía pasar tiempo conociendo el espacio, en los que son públicos como el zócalo, la alameda central, la portada de la catedral metropolitana, o el templo de Santo Domingo quizás no propone ninguna dificultad, pero para aquellos que son espacios interiores proponía quizás un reto para el artista, quien probablemente contaba con tiempo limitado de estancia en dichos espacios; y aún así quizás es romántico el pensar en el ilustrador sentado en una silla, con un gran cuaderno de dibujo, tratando de absorber la esencia del espacio, capturar la alegría del transeúnte, la fragilidad de una estructura, el movimiento de la gente, la magnificencia de la arquitectura…

Se cuenta que para la restauración de la Cámara de Diputados se utilizó la ilustración plasmada en “Monumentos de Mejico” ya que entre su gran selección de espacios emblemáticos de la Capital del País se encontraba una de la Cámara, la cual capturaba gran detalle del edificio, mismo que sirvió para poder recrear lo perdido.

Así estos documentos impresos no solamente sirvieron su propósito como promotores de espacios de la Nación Mexicana, sino ahora sirven como testimonios de una época que ya no existe, de espacios perdidos, de campos verdes, de románticas postales que evocan tiempos pasados en los cuales las realidades eran otras.

Documentos que son ricos y que cuentan la historia del País, quizás podemos encontrarlos en museos ahora, o si tenemos suerte podemos encontrarlos en casa de algún abuelo, o de alguien que sea coleccionista. En Algún momento un Banco emitió una serie de reproducciones de los álbumes originales y puede ser que de ellas sean las que se comercialicen de forma más fácil hoy en día. Sin duda siguen siendo verdaderas obras de arte que promueven el amor por un país, sus costumbres y sus espacios.