La Mandorla, la almendra

Criterios Jaime A. Romano

Desde que tengo memoria, la Iglesia de la Medalla Milagrosa ha sido una de las más grandes de Puebla, no solo sus dos torres se disparan al cielo con su forma de cohetes que pueden ser todavía identificados desde diferentes partes de la ciudad, sino que su diseño arquitectónico ha marcado a generaciones, sede de bodas, quinces, bautizos, graduaciones…

Este edificio que cuenta con vitrales no solamente en su fachada principal, sino también en sus laterales, se ilumina elegantemente conforme el paso del astro avanza a lo largo del día, y llena de vida los amplios espacios de este templo que alberga la imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa.

La historia cuenta que la Virgen se le apareció a la religiosa Catalina de Labouré en el año de 1830, quien fue presentada en un marco, y que a petición de la virgen debía ser impresa en medallas y quien las portara recibiría la bendición y protección.  Así conforme la imagen se fue reproduciendo entre los fieles, muchos atestiguaron ser bendecidos con milagros, entre ellos curaciones casi imposibles, como aquellos que habían sido contagiados de cólera.

Así desde Francia la imagen fue cobrando popularidad hasta este continente. Debido a su fama, en el país la veneración a la imagen fue grande, y no fue hasta la mitad del siglo XX cuando en la ciudad de Puebla se decidió que en la colonia Bella Vista se erigiera un templo moderno para el culto a la imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa.

Quienes presenciaron la construcción, narran que la imagen que hoy en día se encuentra en el altar principal llegó en una gran caja de madera, la cual fue colocada en el pasillo central de la nave de la iglesia, previa su colocación en el centro del templo. Y lo que quizás en uno de los detalles más importantes del templo es el rico decorado del altar, quizás no es uno que llame la atención por la cantidad de elementos iconográficos, o el trabajo que tiene en oro como en muchos otros templos, pero aquí a través de la colocación de pequeños mosaicos se logró formar una mandorla (almendra) que es una representación del halo de santidad que solo tienen los personajes más representativos de la Cristiandad (Dios padre, hijo o espíritu santos, la virgen).

Foto: Jaime A. Romano

Igual que muchos espacios de la Ciudad, este templo ha sufrido intervenciones, remodelaciones, cambios y deterioro, pero continúa siendo un ícono de la ciudad que conserva sus elementos icónicos y distintivos.