La Defensa

Criterios Jaime A. Romano

Como sabemos, el templo principal de la ciudad de Puebla, la Catedral Metropolitana, resguarda muchos tesoros, gobelinos, reliquias, pinturas, ornamentos, vestiduras y un sinnuúmero de imágenes devocionales, que quizás no llamen mucho nuestra atención.

En este caso es por la ubicación de la Imagen, en el Altar de los Reyes de Catedral  (mismo que es original del siglo XVII, finalizada su construcción en el año de 1649), el retablo que se encuentra en la parte posterior del baldaquino, donde se tienen imágenes de los Santos Católicos que fueron a su vez incluidos en el Santoral Católico, teniendo como imagen central una Inmaculada Asunta, con un coro de ángeles, superior a esta imagen se tiene una pintura donde se plasma la coronación de María.
Y en un pequeño nicho, flanqueado por dos pinturas que representan la adoración de los pastores y la adoración de los Reyes se tiene a la Imagen de la Virgen de la Defensa.

Esta peculiar imagen, tiene sus orígenes legendarios que narran un viaje desde el viejo continente alrededor del Siglo XVII, y una veneración en una caverna dentro de la demarcación del obispado de la Puebla y Tlaxcala, así comenzó una veneración desmedida por dicha imagen, y peregrinos y fieles se acercaban a dicho espacio para pedir protección y cuidado por parte de la imagen.

Posteriormente Don Juan de Palafox y Mendoza, al tomar las riendas del obispado de Puebla conoce de la existencia de dicha imagen y de la gran devoción que ha despertado en la población que ahora se encuentra bajo su cuidado, siendo el mismo obispo quien peregrinó hasta el espacio donde se encontraba la imagen, para el posterior traslado de la misma hacia el templo principal de la Puebla de los Ángeles. Lo que hizo que se hicieran grandes peregrinaciones para ver a la misma.

Foto: Jaime A. Romano

La imagen tenía tanta popularidad que el Capitán Don Pedro Porter de Casanate pidió se le prestara para que encabezara la conquista en América del Sur, declarándosele “La Generala”. Por azares de la historia, los conquistadores se negaron a devolver la imagen durante más de dos décadas, causando un conflicto muy grande, pero al final del mismo se decidió que se regresaría a su lugar de origen.

Así regresó a la ciudad, a su templo y a su lugar de honor, cada año en este mes de mayo se celebra su fiesta, en la cual trasladan la imagen al pasillo central del templo, se realiza un rosario en el cual los fieles pueden pasar por debajo del manto de la imagen para pedir favores especiales, finalizando usualmente con el padrino o la madrina de ese año reparten aguinaldos a los asistentes.

Una tradición de Puebla que no es tan conocida pero forma parte de la historia devocional de la ciudad y que nos presenta una razón más para celebrar a la ciudad y sus costumbres.