Por: Redacción Criterio Diario / Foto: Twitter: @jenarovillamil
La fiscalía de Estados Unidos, específicamente la de Nueva York, asegura que tiene pruebas de que el extitular de Seguridad, Genaro García Luna, no sólo tenía sus vínculos con el crimen organizado, sino que, trató de evitar que medios dieran a conocer los tratos que hacía.
Esas pruebas están en formato de audio, son grabaciones de pláticas en las que participó García Luna, las cuales ponen en evidencia que éste trato de callar a periodistas por medio de sobornos o de acoso.
“Pruebas sobre los esfuerzos del acusado para silenciar a periodistas ayudan a explicar cómo éste fue capaz de asistir al cártel de Sinaloa durante años sin ser detectado o arrestado”.
La Fiscalía de Nueva York entregó el documento a la Corte Federal de Brooklyn para solicitar que ésta acepte estas pruebas en contra de Genaro García Luna.
García Luna utilizó el dinero que obtuvo de sobornos recibidos de parte del crimen organizado para ofrecerlo a los periodistas, con eso fue posible “evitar que publicaran información negativa sobre él” entre 2009 y 2010.
Cuando no hubo dinero de por medio, las autoridades estadounidenses tienen pruebas de que García Luna sometió a periodistas a “una campaña de acoso y amenazas”. No se indica el nombre de los periodistas o medios en los que estos laboraban. Sólo se indica que el hostigamiento pudo haberse dado entre 2008 y 2013.
El gobierno de Estados Unidos asegura que también tiene pruebas de que, ya estando bajo arresto, el exfuncionario planeaba manipular e, incluso, mandar “callar” a testigos que podrían testificar en su contra ante la Corte de Nueva York.
Los federales usaron a una persona como anzuelo para que Genaro García Luna diera el número teléfono de un supuesto integrante de la mafia rusa, quien en realidad era un agente encubierto. A este “mafioso” García Luna le iba a encargar eliminar a dos testigos quienes supuestamente eran Jesús Rey Zambada y Luis Cárdenas Palomino. El primero, uno de los principales exlíderes del cártel de Sinaloa; el segundo, quien fuera su mano derecha cuando era titular de Seguridad.

