Como ya les he contado estoy traumadita con los Kennedy y con ellos viene unida de alguna manera la historia de Marilyn Monroe, sin embargo en la historia de esta mítica y horrible familia, Marilyn no fue una diosa del cine ni una diva de la pantalla, sino una víctima de situación, una mujer que más alla de una estrella se volvió una complicación tan grande que aún muchos creen que fueron los hermanos John y Robert los que “tuvieron” que matarla para que no dijera todo lo que sabía.
El pasado 4 de agosto se cumplieron 60 años de que Norma Jean Baker dejó de existir definitivamente y la leyenda eterna de Marilyn Monroe se convirtió en inmortal. Tanto así que estamos a punto de ver una nueva adaptación de “su vida” y lo pongo entre comillas porque en realidad nadie sabe cómo fue realmente su vida.
“Blonde” de Joyce Carol Oates es un libro imponente, en primera instancia porque es un libro súper gordo, 936 páginas hacen que sea un libro para sentarse a leer y no andarlo llevando a todos lados. Inicia contando del día en que la actriz fue encontrada muerta y de ahí inicia la historia de Norma Jean Baker de niña, momento en el cual su objetivo se volvió ser amada, en especial por su madre, una mujer enferma mentalmente que no podía cuidar de ella misma y por supuesto no podía cuidar de una niña pequeña.
“Blonde” podría ser una novela de suspenso o de terror psicológico, claramente no es una biografía, pero va más allá de ser una novela, es una historia en que podemos ver como Norma Jean tenía que buscar a Marilyn Monroe en el espejo, ya que solo así podía ver lo que los demás veían y admiraban, nos cuenta el temor constante de que la estrella más grande del mundo, en ese momento, no llegara a salvar a una infinitamente insegura Norma que no tenía forma de enfrentar al mundo a pesar de ser inteligente, de una manera en que la gente nunca hubiera pensado y al día de hoy le sorprende a muchos, escritora de poesía, lectora de textos políticos, una de las mejores actrices de la escuela de la actuación de “El método”, donde los actores dejan que el personaje se apodere de sus vidas en todo sentido durante el tiempo en el que tienen que interpretar el papel; cuestión que no creo hubiera sido sana para una persona que no era estable mentalmente y ya estaba completamente dominada por las drogas que le habían prescrito sin deberla ni temerla.
Sus romances también la marcaron, ya que uno tras otro la abandonaron, algunos, como su primer esposo, la dejó por servir a su país y por huir de la manera en que Norma lo amaba y demandaba que la amara de la misma forma desmedida en la que ella parecía hacerlo. Luego un “deportista” que al parecer la maltrataba físicamente ya que no podía manejar que ella fuera “la estrella” que era y que la gente admirara, el “dramaturgo” la quiso tal cual era pero para ella eso no fue suficiente y tuvieron que separarse, de ahí llego “el presidente”.
Marilyn Monroe, el mito, hizo que ser rubia fuera sinónimo de tonta; que ser guapa fuera ser un objeto que no opina, que ser una actriz taquillera significara hacer películas populares aunque no fueran un reto actoral. Marilyn Monroe no es algo que la gente debe anhelar ser, al contrario, es un ejemplo que de que no todo es lo que parece, que la fama y el dinero no están relacionados con la felicidad, todos tenemos una dualidad dentro, lo que somos y lo que dejamos que vean de nosotros, simplemente necesitamos encontrar el punto en que estas dos partes puedan convivir sin dejarnos expuestos… ese punto nunca llego para Norma Jean.
