Rusia acusa de Ucrania de autoataque con bomba sucia

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Por: Redacción Criterio Diario / Foto: Twitter: @RusiaInforma

Tabletas de yodo, un escudo de defensa aérea y una bomba sucia son unas de las armas se dice se han usado en la guerra entre Rusia y Ucrania, la cual afectado a todo el mundo como el alza en los precios de los alimentos o el temor por la escasez de gas allá en la Unión Europea.

Últimamente ha estado sonando mucho el uso de una bomba sucia como un supuesto autoataque planeado por Ucrania, según Rusia. Serguéi Shoigú, ministro de Defensa de Rusia, tuvo una ronda de llamadas con líderes militares de Estados Unidos, Turquía, Francia y Reino Unido y comentó que Ucrania planea un autoataque en su propio territorio para luego culpar a Rusia y con esto hacer aún más grande el conflicto.

Este autoataque, supuestamente, lo haría con una bomba sucia; los aliados de Ucrania vieron esta declaración como una amenaza y creen que es un pretexto más del gobierno de Vladimir Putin para una respuesta militar más ruda contra los ucranianos.

Los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) en su catálogo de Emergencias por Radiación describen a una bomba sucia como un arma que combina explosivos, como la dinamita, con perdigones o materiales radiactivos.

A la bomba sucia se le conoce como dispositivo de dispersión radiológica (RDD) y si bien no le alcanza para provocar una explosión atómica  sí provoca explosiones que arrojan material radioactivo en la zona donde cae.

El principal riesgo de la bomba sucia son las explosiones, no la radiación. Estas explosiones causan lesiones de gravedad y daños a la propiedad, mientras que el peligro por radiación lo enfrentan las personas que están muy pero muy cerca del sitio donde la bomba explota.

Aunque también existe el riesgo de que el polvo o humo radioactivo se dispersen en una mayor distancia y afecten a las personas que respiran este polvo, coman alimentos contaminados o beban agua contaminada.

Grupos terroristas ocupan este tipo de bombas, mientras que en la mayoría de los gobiernos hegemónicos su uso está descartado.