Por: Redacción Criterio Diario / Foto Twitter: @Adela_Micha
Uno de los estados en los que la violencia nomás no para es Zacatecas. Y, por lo sucedido ayer, parece que ni la presencia de la Guardia Nacional ayuda a que la situación vaya a la baja.
Alrededor de las 19:00 horas del 24 de noviembre, la Guardia Nacional informó del asesinato del comisario José Silvestre Urzúa Padilla, quien se desempeñaba como coordinador en Zacatecas.
De acuerdo con el breve comunicado difundido en las redes sociales oficiales de la Guardia Nacional, Urzúa Padilla “perdió la vida en cumplimiento del deber”. Sin muchos detalles de los hechos, se indica que fue asesinado durante un operativo “en contra de la delincuencia organizada”.
“Expresamos nuestro más sentido pésame a familiares y amigos del comisario Urzúa Padilla, a quien recordaremos como mando ejemplar, que entregó su vida para proteger a la ciudadanía.
El asesinato del coordinador de la fuerza de seguridad en Zacatecas fue confirmado por el gobernador de la entidad, David Monreal.
“No descansaremos en nuestra lucha por pacificar el estado y hacer frente a la delincuencia, el anhelo al cual el general entregó su vida”.
Ya se giraron instrucciones para dar detalles del sucedido en el operativo en el que perdió la vida el comisario José Silvestre Urzúa. Pero hasta ahí.
El comisario Urzúa asumió el cargo de coordinador de la Guardia Nacional de Zacatecas el pasado 4 de enero, un par de días antes de que en plena plaza principal de la capital del Estado fuera abandonada una camioneta llena de cuerpos.
Lo anterior sólo fue el inicio de todo un año violento para Zacatecas: asesinatos, motines en prisiones de la entidad, bloqueos y, más grave, desplazamientos que han dejado a regiones del Estado como pueblos fantasmas.
De todo esto el gobernador de Zacatecas culpa a las pasadas administraciones, que son una “herencia maldita”, y ahora, con el asesinato del coordinador de la Guardia Nacional de la entidad, parece que no piensa cambiar el discurso.