Advertencia de spoilers.
Hay series que describen el modo en el que se ejerce el poder que pueden ser consideradas arte. Hoy vamos a hablar de una que, además de tener un guion extraordinario, apegado a la descripción que los historiadores de la época realizan y a los sucesos históricos más relevantes, al menos en los políticos: Roma de HBO.
Producida entre 2005 y 2007, con 22 episodios repartidos en dos temporadas, ganadora de diversos premios como el Globo de Oro a la mejor serie, así como diferentes reconocimientos por actuaciones, vestuarios, producción y música, Roma narra la historia de la Guerra Civil Romana que se dio por el control del Imperio entre Julio César y Pompeyo el Grande en la primera temporada, así como la Guerra de Modena entre Octaviano, Marco Antonio y Lépido. La historia utiliza la vida de dos legionarios romanos ficticios que, a lo largo de su historia, van peleando en los diferentes bandos, uniéndose en un momento a la mafia romana (antecedente de la mafia italiana) y ayudando a consolidar el poder de los protagonistas de la historia que se asumen como personajes secundarios, pese a haber sido quienes protagonizaron los conflictos que delinearon buena parte de la historia del mundo.
El primer capítulo inicia con una voz en off que explica que en el siglo 1 a.c, Roma gobernó a muchas naciones, pero no pudo gobernarse a sí misma, afirmación que resulta certera si se considera que el punto de partida de la serie, es la conquista de la Galia (Francia) por parte de Julio César y el gobierno de Pompeyo quien, supuestamente por defender a la República y al Senado Romano, entran en una guerra que implicó el inicio del Imperio y cambio la historia del mundo. En realidad, se trata de una historia llena de intereses, ambiciones y corrupción, en la que se utilizan los recursos públicos para satisfacer los intereses personales.
La serie describe con el papel de los ejércitos, la aplicación de la justicia, la comunicación política que desde entonces jugó un papel fundamental, la moral de los romanos de entonces, la complicidad de las autoridades religiosas, la cosmovisión de los ciudadanos y el rol de los esclavos y de los pueblos conquistados y sin dudas, los intereses de las élites que siempre utilizaban a la ciudadanía como botín e instrumento para su lucha por el poder.
Al mismo tiempo, narra la historia de estrategas militares y políticos con un talento impresionantes como Julio César interviniendo en la guerra civil romana para favorecer la victoria de Cleopatra sobre su hermano y marido Ptolomeo, como después de esto la reina egipcia seduce a Julio César y engendra un hijo con él, al que después Octaviano asesina por considerarlo una amenaza para su gobierno; narra también como Marco Antonio utilizó al hambre como una herramienta de desprestigio en contra de sus enemigos; o como Cicerón utilizó el control que tenía sobre el Senado para favorecer al bando que le convenía que ganaba.
Al mismo tiempo, cuenta como quienes no pertenecían a las élites y a los grupos de poder, creían que participaban, votaban o morían en la guerra en nombre de causas como la República, la fe en la religión o la grandeza del imperio, demostrando como las luchas por el poder no han cambiado en nada a 2 mil años de estas historias.
Roma describe extraordinariamente las caras más obscuras del poder, la falta absoluta de escrúpulos para lograr los fines y como los que se consideran buenos estrategas, lo son para sí mismos y no para el beneficio común.
La política sigue siendo la misma.
