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Un 11 de septiembre en Chile

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Salvador Allende es el único presidente abiertamente comunista, que llegó a una presidencia Latinoamérica por la vía democrática. A su llegada al poder, anuncia un gobierno abiertamente socialista, pero con apertura democrática, sin embargo, en la lógica de la guerra fría de 1970, los empresarios y el partido de la derecha en Chile, empiezan a boicotear al gobierno de Allende cerrando empresas,  generando crisis económica y pérdida de empleos, todo esto en alianza con la CIA, con quien finalmente orquestan el golpe de Estado que se llevó a cabo el 11 de septiembre de 1973, dirigido por el entonces joven coronel, Augusto José Ramón Pinochet Ugarte.

Allende llegó al poder con amplios niveles de legitimidad, con el resto de los candidatos de la izquierda declinando en su favor, entre ellos Pablo Neruda, y con el apoyo de artistas e intelectuales, en especial de Víctor Jara, quien al día de hoy es símbolo de la represión y crueldad de la dictadura chilena, lo anterior por haberse convertido en una de las primeras víctimas mortales brutalmente asesinadas y torturadas en el inicio del golpe de Estado en el estadio que hoy lleva su nombre y de quien el pueblo chileno resignificó sus canciones como himnos de protesta, de dolor, y de resistencia. Así pues, “Te Recuerdo Amanda” es todo menos la historia de amor que sus letras dicen, es el canto popular de los reprimidos, un medio cautivo y sutil de expresar la resistencia de los oprimidos y la esperanza de la liberación chilena.

Para conmemorar a los muertos y desaparecidos Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, compusieron canciones protesta que escribieron para la posteridad, y en las cuales, cantaban el sentir de los chilenos, quienes perdieron su libertad y su voz, convirtiéndose el pueblo cubano en la voz de las victimas de la dictadura chilena.

Finalmente, y aunque Salvador Allende fue asesinado, el congreso disuelto y bombardeado, y al menos 3.000 personas desaparecieron en pocos días, la dictadura logró durar 17 años y Pinochet nunca pisó una cárcel.

Algunos fragmentos que nos trasladan al sentir de un Chile brutalmente cercenado y probablemente, con heridas hoy no sanadas y que cada 11 de septiembre en lugar de cicatrizarse se rasgan en la incertidumbre de pronunciar los nombres de los torturados y desaparecidos, están escritos en versos de canciones como Yo pisaré las calles nuevamente, donde Pablo Milanés canta:

“Yo pisaré las calles nuevamente

De lo que fue Santiago ensangrentada

Y en una hermosa plaza liberada

Me detendré a llorar por los ausentes”.

También en Santiago de Chile, canción de Silvio Rodríguez,

“Allí entre los cerros tuve amigos,

que entre bombas de humo eran hermanos.

Allí yo tuve más de cuatro cosas

que siempre he deseado.

(…)

Eso no está muerto,

no me lo mataron,

ni con la distancia

ni con el vil soldado.”

Una vez más, el arte y la música logran romper la barrera del tiempo y evocar lo ya vivido, como la manera más sincera de dar voz a los que ya no la tienen.