La Muerteada en Oaxaca ha resistido de generación en generación

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En Oaxaca las celebraciones de Día de Muertos se convierten en un referente de la fusión entre las creencias indígenas con la influencia de la época colonial. Particularmente, la Muerteada, es una celebración imperdible que combina elementos de la danza, la música, la pintura y el teatro para representar una mezcla única de honra a los difuntos, entre lo sagrado y lo “profano”.

Antiguamente, durante ciertos periodos de la historia, la Muerteada fue prohibida temporalmente por las autoridades tanto religiosas como civiles debido a que fue considerado un acto pagano. Pese a ello, la comunidad no dejó de buscar mantener viva esta tradición, aunque hoy en día está fuertemente vinculada a las celebraciones del Día de los Muertos, originalmente honraba a Mictecacíhuatl, la diosa azteca de los muertos.

De hecho la tradición de la Muerteada también ha sido influida por la cultura zapoteca, que ha coexistido en la región con la cultura azteca. Esta mezcla de influencias indígenas ha contribuido a la rica diversidad de la celebración.

La Muerteada es una festividad en la que participa toda la comunidad dedicada a mantener viva esta expresión cultural única, testimonio de la rica historia y la identidad arraigada en la tierra oaxaqueña; desde jóvenes hasta ancianos, la participación multigeneracional crea un vínculo especial entre las personas fortaleciendo y manteniendo viva la tradición de generación en generación, incluso aunque a lo largo de los años ha evolucionado y se ha enfrentado a distintos desafíos para preservar sus elementos tradicionales.

Esencialmente consiste en una procesión, llevada a cabo durante la noche del 1 de noviembre hasta la madrugada del 2 de noviembre, con trajes llamativos e instrumentos musicales tradicionales. Particularmente los atuendos y las máscaras representan esqueletos o calaveras, personificando la figura de la muerte de manera alegre y festiva.

Además de las calaveras y esqueletos la Muerteada presenta personajes emblemáticos como “La Adelita” y “El Catrín”. Cada personaje tiene su propia historia y representación, añadiendo capas de significado a la danza de manera teatral. Por su parte las máscaras utilizadas son elaboradas a mano por artesanos locales, cada máscara refleja la habilidad y la creatividad del creador. Algunas máscaras son heredadas, conservando la tradición.

En particular cada barrio oaxaqueño tiene su propio estilo y variante de la Muerteada. Cada una aporta elementos únicos, desde coreografías específicas hasta colores y música distintiva.

Además de ser una festividad tradicional, la Muerteada a menudo incorpora elementos de sátira y crítica social. Los participantes pueden representar a figuras políticas o sociales de manera humorística, utilizando la danza como medio de expresión. Por ello y todo lo anterior, este evento es sin duda una celebración rica en historia, creatividad y significado cultural entre generaciones