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La muerte de Gutierre de Cetina: historia de celos, honor y poesía

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En el templo de Santo Domingo ubicado en Puebla en la calle 5 de mayo se encuentra una placa que dice “A la memoria del poeta sevillano Gutierre de Cetina quien a principio del Siglo XVI fue herido de muerte en este lugar en el año de 1554”, poco tiempo después de la fundación de Puebla que se consolidaba como una de las grandes ciudades del aún inexplorado nuevo mundo, pero que ya contaba con un estado y élites instaladas.

La historia, al menos la que conocemos de Gutierre de Cetina es digna de un libro de relatos que ilustra la cosmovisión de las élites del siglo de oro español. Se trata de la historia de un soldado en los ejércitos de Carlos I, joven rico y de “buena familia”, que se metía constantemente en líos de faldas, quien viajaba constantemente entre Europa y América y que además era uno de los poetas más reconocidos del siglo de oro español y que fue herido de muerte por celos de alguien que pretendía a la misma dama.

Su poema más famoso es el madrigal “Ojos claros, serenos”

Ojos claros, serenos,

si de un dulce mirar sois alabados,

¿por qué, si me miráis, miráis airados?

Si cuanto más piadosos,

más bellos parecéis a aquel que os mira,

no me miréis con ira,

porque no parezcáis menos hermosos.

¡Ay tormentos rabiosos!

Ojos claros, serenos,

ya que así me miráis, miradme al menos.

Hay quien atribuye su muerte a haber dedicado una de sus obras maestras a la dama incorrecta; sin embargo hoy sabemos que la historia de su muerte fue otra, al menos su versión más aceptada: Se dice que el poeta en una noche de fiesta decidió llevarle serenata. Leonor de Osma, quien también era pretendida por Hernando Nava, quien por los celos apuñaló al poeta hiriéndolo de muerte.

Después de ello, Hernando tuvo que huir vestido de fraile y refugiarse en un convento, sin embargo fue capturado por las autoridades de la Nueva España y condenado a pena de muerte, pero se le redujo la condena a perder una mano debido a las influencias de su padre quien era conquistador y Regidor de Puebla

Vale la pena destacar que la muerte fue en el balcón de la casa de Leonor de Osma, que se ubicaba donde ahora se encuentra el Templo de Santo Domingo cuya construcción inició en 1571, 17 años después de la muerte del poeta. Vale la pena decir que Doña Leonor era casada, pero su marido no es relevante en esta historia.