Las caricaturas que nos criaron

Angelica Lobato Torres Articulos Criterios

Gracias a YouTube me encuentro en una espiral de resúmenes de algunas caricaturas que vi en mi infancia, otras que no vi pero que conozco y millones más que no conozco y no creo tener la capacidad de empezar a ver.

Antes de los dispositivos móviles, nosotros como niños estábamos condenados a lo que la televisión nos ofreciera; éramos unas mentecillas inocentes que veíamos y creo entendíamos, pero no comprendíamos lo que estábamos viendo y gracias a dios, porque viendo estos resúmenes, desde el punto de vista millenial, bueno… explican el por que de muchas cosas.

En la mayoría de los casos, las caricaturas que no eran de Disney, Warner Bros o Hannah Barbera, llegaban desde Japón, una cultura abismalmente diferente a la nuestra, en especial en los años setentas, a mi generación nos toco la segunda repetición de caricaturas como Heidi, Remy y Candy Candy.

Las antes mencionadas fueron creadas como manga, es decir, comics, pero mil veces más emocionales que un comic de superhéroes; los mangas son un mercado que no solo ha crecido exponencialmente y es un mundo que no creo acabe nunca. Un manga puede tener cientos de tomos y desembocar en cientos de subhistorias y líneas de tiempo, eso sí, sólo tomamos en cuenta las ideas originales de los creadores originales, como ya les comenté, hay un mundo aparte que los seguidores de una historia pueden crear.

Por darles un ejemplo, Candy Candy, yo me acordaba de la niña rubia con acento argentino que se quedo traumada porque se murió Anthony (sé que si conocen la caricatura, leyeron ese nombre con el tonito dramático argentino); pero ahora vemos que a la mentada Candy la cacheteaban a cada rato y ella creía que era porque la querían y se preocupaban por ella, situación que no es ajena a algunos casos de la vida real; el tal Anthony quería estar con ella porque le recordaba a su mamá difunta y al final, dan a entender que se queda junto a un señor que la adopto años atrás aunque realmente solo es un par de años mayor que Candy. A la mujer le pasa todo lo malo, todos a su alrededor alguna vez la maltrataron y tiene la peor suerte del mundo.

Por lo que he podido ver el manga ha avanzado, culturalmente, mucho mas rápido que otros tipos de literatura; hay historias de todos los contextos sociales, los personajes existen en el amplio espectro de la sexualidad, a veces tocando temas de género, pero muchas veces ni siquiera es algo importante; uno de los temas recurrentes es la muerte y la orfandad; Clarita es creo uno de los primeros personajes con discapacidad con los que tuvimos contacto, es la “maldita lisiada” de nuestra infancia.

Y hay cosas, que si se sacan un poco de contexto pueden llegar a ser algo… cuestionables, en la infancia no veíamos nada malo en que Ranma ½ pudiera cambiar de sexo al entrar en contacto con el agua o que Tuixedo Mask fuera un universitario cuando Sailor Moon era una puberta o que su hija del futuro estuviera enamorada de un unicornio. Y estas caricaturas son solo algunas de las que fueron complemento de nuestra infancia y prefiero haber crecido con Heidi cantando en la montaña que escuchando los dramas de “Lo que callamos las mujeres” o “La rosa de Guadalupe”…  pero dios ayude a las generaciones que crecen con películas como “La tumba de las luciérnagas”, sino la han visto… ¡no lo hagan!, suficiente tenemos con los que ya tienen el daño emocional de haberla visto a nuestro alrededor.