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Holocausto latinoamericano:

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La exclusión y exterminio de “los que estorban”

La historia no es siempre justa con los perdedores, mucho menos lo es con los más débiles o los más vulnerables que difícilmente tienen quien hable por ellos. El Holocausto judío (desde luego justificado dada la magnitud de la tragedia) tuvo un aparato de propaganda inmenso que se basaba en enaltecer a los países ganadores de la 2da Guerra Mundial y satanizar, con razón, a todo lo que tenía que ver con la actuación de Hitler y de los nazis.

Sin embargo, el judío no fue el único holocausto de la historia, algunos fueron más duraderos inclusive, y aunque en una menor proporción, lo cierto es que fueron absolutamente ignorados.

Este es el caso del Hospital Colonia de Barbacena en Minas Gerais Brasil, que durante 80 años funcionó, y en el cual, murieron al menos 60 mil personas en condiciones terribles.

Se trató de un Hospital psiquiátrico fundado en los años 40 y que cerró en 2001, en el cual, se aislaron y se concentraron cientos de personas que contaba con enfermedades mentales, deformidades físicas o malformaciones. No solo ello, también albergó a niñas y niños a los que su familia abandonó, también a indigentes, mujeres embarazadas fuera del matrimonio, personas adictas, personas homosexuales; es decir todas aquellas y aquellos que resultaban INDESEABLES PARA LA SOCIEDAD BRASILEÑA.

Quienes vivían en Colonia, esperaban la muerte en condiciones menos que deplorables: sin comida, medicamentos, atención médica o siquiera ropa, desde luego víctimas de torturas, violencias de todo tipo, enfermedades, falta de higiene, hambre, abusos sexuales y de todo aquello de lo que somos capaces los seres humanos cuando sacamos lo peor de nosotros.

Según se cuenta, el hospital había contratado los servicios de un cementerio a pocos metros de distancia, el cual hoy, es un terreno lleno de fosas comunes que albergaban cientos de cadáveres que nunca nadie reclamó. Y respecto de otros muertos, sus cuerpos eran vendidos a escuelas de medicinas o a quien quisiera un cuerpo o la parte de uno.

¿Se trataba acaso de un depósito de basura humana?, que tuvo la complicidad de todas y todos, ¿del Estado, la iglesia, la sociedad civil, la cosmovisión, la estupidez, la ambición, la crueldad, la cerrazón, la comodidad y muchos etcéteras?

El único registro fotográfico que permite evidenciar la tortura, crueldad y homicidio por omisión que se llevó a cabo en Colonia, fue el realizado por unos entonces jóvenes fotógrafos que consiguieron el permiso pertinente y que retrataron el horror del hospital. Hoy Netflix cuenta con un documental desgarrador que vale la pena ver: Holocausto Brasileño.

Las víctimas nunca tuvieron la visibilidad suficiente, muchas nunca existieron para nadie probablemente, y su muerte nunca fue mencionada ni relevante para ninguno, fueron víctimas no sólo de su suerte o la crueldad de sus familias, sino de no ser parte de un grupo “normal y socialmente aceptado”, ni de pertenecer a una minoría o sector población con alguna incidencia política o mediática.

Neruda escribió que había veces en las que se cansaba de ser hombre, pero hay momentos en los que nos debería dar vergüenza a todas y a todos los que cruzamos los brazos ante cosas terribles.

Imágenes tomadas de la plataforma la plataforma Netflix.