Otra vez García Márquez

Angelica Lobato Torres Criterios

Hora de confesar algo: nunca he leído “Cien años de soledad”, no tengo intención alguna de leerlo y si no lo leo nunca no creo perderme de nada. Conozco a mucha gente que lo consideran el mejor libro de la vidisima pero eso del realismo mágico no es lo mío, con la excepción de “Como agua para chocolate” y la conocida fama de que en esta historia se repiten nombres constantemente y que entre capítulos hay saltos en el tiempo, ay no… Que flojera.

Sin embargo, como dije en mis primeros textos que compartí aquí, creo que “Crónica muerte anunciada” es un libro maravilloso y EL libro para hacer que el lector que todos tenemos salga a la luz, un libro corto, con una historia que atrapa desde el inicio y tiene un final que nos deja satisfechos y con ganas de leer algo más, pero creo después esa historia, no hay otra de García Márquez que yo recomendaría… tal vez “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada”… una historia de explotación, que algunos creen que es una crítica política… cuando lo leí no lo pensé así, pero creo tiene sentido.

Cuando trabajaba en la librería tenía una “jefa” colombiana que lo primero que te preguntaba era cual era tu libro favorito de “Gabo”, como si fuera manda y obligación casi haber leído toda su literatura, tal vez si es necesario conocer algo, pero leerlo todo, yo creo me mato antes, más luego de haber aventado el libro e “El coronel no tiene quien le escriba” el cual odie, porque no llegue a ninguna conclusión con los personajes y con el pinshi gallo.

Pero bueno, “Gabo” lleva años muerto y sus hijos decidieron regalarse a los Gabolovers una última historia, una en la que el autor trabajo a través de los años y nunca considero lo suficientemente bueno para publicar formalmente, y ahí es donde entra la pregunta ¿lo que el público quiere es más importante de lo que el autor crea? “Me dijo directamente que la novela tenía que ser destruida”, contó Gonzalo García Barcha, el hijo menor del autor.

“En agosto nos vemos” llegó a las librerías hace unos días y obviamente nadie está conforme y aunque hubiera sido perfecta estoy segura que nadie lo creería ya que cada quien tiene su expectativa de lo que es una obra del premio Nobel colombiano.

La novela cuenta la historia de la Ana Magdalena Bach, quien al visitar la tumba de su madre en una isla del Caribe experimenta diferentes encuentros amorosos. Pasajes de la vida de una mujer que toma conciencia de que “los cambios no eran del mundo sino de ella misma”. Ana Magdalena, cada 16 de agosto se toma un transbordador y se va a “la isla” a dejar flores en la tumba de su madre. Tiene un circuito armado, ya la conocen en el hotel, la conoce el taxista, sabe qué darle la florista del cementerio.

En uno de esos viajes a la isla tiene una aventura de una noche, que ella cree que es casual, pero la situación cambia cuando el hombre le deja un billete, convirtiéndola en una prostituta; cuando vuelve al año siguiente decide vivir una nueva aventura y así por varios años, cada historia de una noche es diferente.

Muchos dicen que este libro es una muestra de que los hijos de Márquez quieren hacer dinero, otros creen que es la manera de mantener vigente al autor y de tratar de llegar a nuevas generación, incluso los susodichos vendieron a un museo varios manuscritos incompletos de su padre, los que tal vez puedan llegar a ser publicados en el futuro.

García Márquez ya no es de García Márquez, ya es de sus lectores, para bien o para mal… y no creo que “En agosto nos vemos” sea malo, simplemente es la obra de un autor de edad muy avanzada, sufriendo de demencia y eso debe tomarse en cuenta al leerlo, los lectores también cambiamos con el tiempo y tal vez lo que esta historia necesita es que el tiempo la añeje y lleguemos a la edad en que tenga un significado diferente… las experiencias nos cambian, como cambiaron a Ana Magdalena.