vdevendetta

Que la vida adulta nos quite todo, menos la capacidad de imaginar

Articulos Criterios V de Vendetta

La vida adulta suele convertirse un tanto gris, las tensiones sobredimensionas por recrear espacios fraternales en todo lugar y conforme ello, buscar casi que camaleónicamente, participar en diferentes grupos sociales, puede riesgosamente, trasgredir una línea de difícil retorno, donde en terreno de arenas movedizas, se pueden ganar “mancomunidades” pero al mismo tiempo, perder progresivamente un tanto de la individualidad necesaria y de la autenticidad esencial para mantener a flote la capacidad de imaginar, y de plantear los silogismos más básicos que lleven a las respuestas más simples, como también, los silogismos más descabellados, que permitan abrir hilo de discusión y descubrir por ejemplo, a Teotihuacán.

Hace unos meses visité este lugar arqueológico llamado “Teotihuacán”, el asombro y la belleza del lugar me eclipsaron, pero también, las dudas, las preguntas y la curiosidad; nunca interesa tanto saber de algo como cuando nadie sabe, porque en el fondo, sabes que no hay una respuesta, no aún, solo hay presupuestos, hipótesis y especulaciones, así que casi de forma inconsciente, se activa la intriga.

Al regresar del lugar, veía cada montículo, cada montaña significativamente más alta o estructuralmente muy precisa, pensando… quizás en varios años, descubran que, bajo esa capa de tierra, hay un templo antiguo, o todas esas montañas hacen parte de otra ciudad prehispánica.

Todo esto me hizo preguntarme por este lugar, y de cómo se descubrió, la historia básica es que, Porfirio Díaz financió su excavación, la cual por cierto, costó una cantidad exorbitante de dinero, pero la historia interesante y casi poética, se la escuché a una historiadora, y me hace recordar que aunque la sociedad actual es un tanto banal, técnica, sumergida en tareas repetitivas, y en rutinas diseñadas por otros (a quienes realmente ni conocemos), lo cierto es que, funcionamos sobre las ideas abruptas, antipopulares o creativas de algunos, que son por cierto, una minoría.

Cuando a WILLIAM H. PRESCOTT, un historiador ciego de la universidad de Harvard, le leyeron sobre las ruinas y montículos, y las sociedades que habitaban Yucatán y en general, toda la zona maya (alta y baja), este académico “con la lucidez de su ceguera” logró imaginar lo que le estaban describiendo, y luego decir, que lo que allí había era una ciudad, Teotihuacan “lugar donde fueron creados los dioses”.

Esta y algunas otras anécdotas de los más grandes inventos o descubrimiento de la raza humana, inician con un pequeña y básica idea o premisa, pero logran convertirse en convicciones en la mente utópica de alguien, tal como lo hacen los niños que despiertos sueñan, y viven más tiempo imaginando, que percibiendo la realidad.