Íconos de cultura pop, sin dudas. ¿Pero pudieron ser más que un referente artístico?, ¿acaso tenían la obligación de hacer más por la sociedad mexicana que estaba en reestructuración y a atravesando un momento histórico en el plano geopolítico mundial, de impacto trascendental, o su rol no tenía por qué transcender de ser los “influencer” de la época o actores mediáticos, a ser actores con incidencia social, política y legal?
Frida Kahlo y Diego Rivera, fueron personajes aclamados, seguidos y muy populares en la época en que vivieron, y hoy a 70 años de fallecimiento de Frida, se han convertido en referentes importantes de la cultura “pop” de México en el plano internacional. Particularmente, el estilo, vestuario, peinados y cuadros de Frida Kahlo son sumamente conocidos en casi todo el mundo, principalmente, en el mundo occidentalizado, y por ende, Diego Rivera también lo es, aunque en principio, y en vida, Diego Rivera era más conocido que su esposa, sus obras en el siglo actual, no tienen la misma popularidad que las de Frida, ya que si bien, son ampliamente conocidas, pues junto con otros muralistas como José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, conformaron para los años 1920-1940, el grupo de artistas denominados “Los Muralistas” o también llamados “Los Tres Grandes”, es la popularidad de la historia de vida de Frida y sus obras, que hoy hacen de esta pareja de mexicanos, un referente de la cultura artística, musical y a su vez, hitos en la creación de los movimientos socialistas y la fundación del Partido Comunista Mexicano.
Aún con ello, surgen las múltiples preguntas al hacer una observación retrospectiva a la historia de esta pareja, porque en sus últimos años de vida, formaron parte de la élite mexicana, fueron invitados a los eventos sociales y culturales con asistencia política y empresarial, e inclusive, llamaron la atención mundial, cuando recibieron en 1937 en su casa, al líder socialista y comunista ruso, Lev Davídovich Bronstein, comúnmente conocido como León Trotski, todo esto, dado a que, Diego Rivera era militante del partido e ideológicamente partidario, básicamente, podríamos decir que eran los rockstar de la época, pero con las conexiones políticas innegables que tenían y el reconocimiento internacional que alcanzaron (Frida fue mencionada como una de las artistas emergentes más importantes de la década, por el New York Times), cual fue la incidencia social de esta dupla en el contexto mexicano?.
Recordemos que Frida Kahlo padeció múltiples enfermedades, y por ende, siempre estuvo sometida a diferentes tratamientos en México y en el exterior, la pregunta es, ante ese acercamiento principal a las falencias, retos y necesidades en el servicio médico y sanitario del país, ¿qué actuaciones sociales y estatales promovieron Frida o Diego?, igualmente, ante los movimientos socialistas y obreros de Diego Rivera, qué impactos normativos, legales o políticos, logró promover y gestionar Diego, para alcanzar o iniciar la repartición justa de bienes a la mayoría pobre de mexicanos que habían sido aún más empobrecidos en la época industrial de Porfirio Diaz?, si vemos, hay múltiples logros normativos, y estructurales en los sistemas de gobierno, que han sido posibles gracias a la labor de celebridades que padecen o han tenido alguna cercanía con ciertas adversidades en su vida, particularmente de salud, económicas, de seguridad, etc., pero en el caos de Frida Kahlo y Diego, solo observamos su historia y el favoritismo políticos y clasista que obtuvieron, más no, las labores de apoyo y resignificación de las comunidades tejedoras de mujeres en la mixteca, tampoco de logros en temas laborales o pensionales para la clase obrera mexicana, alcanzados por Diego Rivera, y de manera aún mas llamativa, es no se logró la construcción de hospitales o centros de salud, apoyo científico o compra de medicamentos o aparatos tecnológicos.
La relación de pareja de Diego y Frida fue una telenovela, un activismo que sirvió más para la construcción de personajes de farándula, que para realizar aportaciones sociales relevantes. El talento de ambos es indiscutible, pero no podemos decir lo mismo de su congruencia.
Fueron una pareja al servicio del poder.