Molotov lanzó al mercado Gimme The Power, como parte de: ¿Dónde jugarán las niñas?, un disco que aparentaba ser popular únicamente por usar groserías, discriminar y poner en su portada a una chica con falda de secundaria en una pose sexual, algo completamente reprobable y ofensivo en el contexto de hoy, cuestionable, censurable y disruptivo en 1997, año de su lanzamiento.
Sin embargo, Gimme The Power tenía un significado social y político profundo relevante para la mitad del sexenio de Ernesto Zedillo., México vivía una crisis económica en la que muchas personas habían perdido su casa o su coche, se había creado y fortalecido el FOBAPROA como una institución que financiaría bancos en quiebra, pero no ahorradores, el país venía de una inflación que superó el 27%, y mucha gente perdió su trabajo.
Al mismo tiempo Zedillo vendría de un PRI descalabrado que dejó de ser el partido de bases por excelencia para convertirse en un partido de cuadros con los “tecnócratas” a la cabeza, una generación de jóvenes con ideas neoliberales educados fuera del país y de familias acomodadas, quienes además utilizaban trajes de moda y buenos peinados, que se veían lejísimos de la realidad de la inmensa mayoría de los mexicanos.
La izquierda y la derecha crecían al margen del súper partido que fue el PRI, Cuauhtémoc Cárdenas ganaba por primera vez la Alcaldía de la CDMX y Porfirio Muñoz Ledo presidía la Cámara de Diputados por la izquierda, Ernesto Ruffo, Vicente Fox y Alberto Cárdenas por el PAN, gobernaban por primera vez entidades no priistas. Al mismo tiempo la popularidad de los zapatistas crecía y ponía en la agenda al México abandonado por el modelo económico.
Terminaba el brevísimo sueño del México entrando a la modernidad gracias al Tratado de Libre Comercio con Carlos Salinas, pues a tres años de su firma, las cosas estaban peor, la crisis política y económica golpeaba nuevamente al país, y el debate polarizó aún más a los mexicanos entre globalifílicos y globalifóbicos, unos abogando por la entrada de capitales extranjeros y otros, protestando ante la progresiva pérdida de derechos laborales, y ni que decir, de los migrantes, quienes hasta el día de hoy están esperando que el tratado con el vecino de los EE.UU incluya más allá de las mercancías que diariamente cruzan las fronteras, a los millones de personas que también lo hacen.
En un país tan polarizado y tan adolorido, con promesas incumplidas y un gran porcentaje de decepcionados, Molotov resonó en la mente de toda una generación.
Porque no nacimos donde no hay que comer
No hay porque preguntarnos ¿Cómo le vamos a hacer?
Si nos pintan como unos huevones
No lo somos
¡Viva México Cabrones!