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Una navidad que cambió la historia del mundo

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El 25 de diciembre de 1991, se terminó la guerra fría con la renuncia de Mijail Gorbachov a la Secretaría General del temible Partido Comunista y con esto, se concretó la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS, un hecho que llevaba al menos 10 años en proceso, entre las crisis económica y alimentaria rusa, el inmenso gasto público en armas nucleares, la desgastante guerra en Afganistán y el desastre natural de Chernóbil, entre muchos otros aspectos, delinearon el inevitable camino de “perder” la guerra que había empezado más de 40 años atrás y que había definido la situación del resto del mundo.

La caída de la URRS tuvo consecuencias enormes para el mundo. Al interior de Rusia más de 20% de la población cayó en pobreza extrema, se incrementó enormemente el consumo de alcohol y drogas, lo que generó problemas sociales y económicos relevantes, surgió la llamada “generación perdida”, que conformaban esos jóvenes que terminaban la universidad cuando caía la URSS, educados en un sistema que colapsó cuando ellos iniciaban, una generación que no supo qué hacer y al día de hoy, deben tener alrededor de 60 años y muchos de ellos cayeron en adicciones o en situación de calle. También, se originaron redes de crimen organizado y tráfico de armas que incluso hoy se siguen utilizando en países como México.

Al exterior, se confirmó el dominio del bloque capitalista, fundamentalmente de Estados Unidos como líder absoluto en temas económicos y militares, se “regularon” las armas nucleares, los países que se desintegraron gradualmente fueron adoptando el capitalismo como modelo de desarrollo (aunque tampoco les ha funcionado), se concretó la reunificación de Alemania con a “caída” del muro de Berlín. Sin embargo, se mantuvo el espacio de Rusia, hoy transformada en una Federación, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, continúa amenazando a sus vecinos como a Georgia y Ucrania y mantiene aires del pasado insinuando hacer bloques con Corea del Norte y con China. Desde luego, hay quien afirma que la guerra fría continúa.

Se trató de un triunfo también ideológico que sirvió para fundamentar decisiones políticas. Durante la guerra fría existió un debate acerca de qué modelo sería mejor, si el Estado o el mercado, si la democracia o el autoritarismo, si la dominación o la cooperación. La imposición de los modelos hizo que ambas potencias utilizaran al resto del mundo para demostrar sus puntos y satisfacer sus intereses, esto provocó, por ejemplo, que Estados Unidos patrocinara a las dictaduras latinoamericanas a cambio de “combatir al comunismo” o que Rusia apoyara dictaduras como las de Pol Pot en Camboya para ampliar su dominio y modelo económico.

En el mundo, en temas políticos y sociales nunca han existido los consensos absolutos, cuando son aparentes suelen ser signos de dominación y fuerza, pero nunca de que existe un único modo de pensar, sin embargo, al día de hoy, desde México parece que el dominio lo tiene el libre mercado y la democracia, aunque realmente no sabemos cómo se ven las cosas desde China, Corea del Norte o Moscú.

Los cambios políticos y sociales continúan permanentemente, pero la navidad de 1991 es de esos que han marcado la historia, tan importante como el descubrimiento de América, la revolución francesa, la muerte de Francisco Fernando o la invasión a Polonia por parte de Hitler. La caída de la URRS representa un punto de inflexión histórica sin el cual no se puede explicar el mundo en el que vivimos hoy.