Puebla es la ciudad protagonista de la intervención francesa y la capital histórica de una década que transformaría a México: 1860, momento en el que se llevaría a cabo esa guerra en la que el sobrino de Napoleón envió a un ejército de élite a conquistar un país que apenas terminaba de consolidarse y que padecía de todo; que venía de una guerra civil terrible y con divisiones muy acentuadas por la perspectiva acerca de lo que debía de ser México, un país profundamente católico, conservador en ideas y exageradamente desigual, que para colmo de males, hacía frontera con Estados Unidos y se consolidaba ya, como la potencia de América, a la par de los poderosísimos países europeos.
En este contexto, Puebla una de las grandes ciudades del país en el Siglo XIX protagonizó las batallas más importantes ya sea por su relevancia para determinar el futuro de la guerra o por el simbolismo que generaron. Desde luego el 5 de mayo es hoy la más importante por todo lo que representa a los poblanos y a los migrantes, sin embargo, no fue la más relevante en términos estratégicos y de resultados como lo fue el Sitio de Puebla entre marzo y mayo de 1863 que marcó la derrota de los liberales, el triunfo de los franceses y el Imperio de Maximiliano, una resistencia heroica en la que el ejército de Juárez resistió durante dos meses estar rodeados por el ejército francés que los hostilizaba día y noche, sin dejar entrar ni refuerzos, municiones o comida y que terminó con la rendición del Jesús González Ortega, un general liberal de enorme prestigio entonces.
Este sitio dio origen a una de las historias de resistencia heroica que rayan incluso en el romanticismo, muchos de los oficiales mexicanos apresados en el Sitio de Puebla lograron escapar de la cárcel en la que fueron apresados y formaron guerrillas que resistieron al ejército francés que dominaba las capitales pero que nunca logró “pacificar” al país debido a los miles de grupos que se levantaron en todo el país atacando al Imperio de Maximiliano y a los franceses; uno de ellos, Porfirio Díaz quien, según se dice, después de haber escapado de la cárcel poblana, inició la resistencia convocando a pelear a lo que quedaba del Ejército de Oriente triunfador del 5 de mayo, en ese momento formado por 14 soldados.
Aún más importante fue el 2 de abril, una batalla de 4 días en las que Porfirio Díaz, con un ejército más consolidado, el apoyo de Abraham Lincoln quien recientemente había ganado la Guerra Civil Estadounidense y los franceses en retirada dirigió la batalla que terminaría en la victoria de los Republicanos, la entrada de Juárez triunfante en la capital, el juicio y fusilamiento de Maximiliano y con esto, el fin de su Imperio.
No es soberbia de poblano decir que Puebla fue la protagonista de la Reforma, como Querétaro la cuna de la independencia o Chihuahua la cuna de la División del Norte en la revolución. El centro, las iglesias, los cerros de Loreto y Guadalupe y sus fuertes, los parques, los conventos y todos los edificios tienen muchísima historia, fuimos protagonistas de batallas y temas que marcaron nuestra historia.
Es una pena que haya quienes perciban a Puebla como la conservadora después de haber marcado esta historia. Afortunadamente esa es la cosmovisión limitada de algunos con aspiraciones de élites rancias, arcaicas de esas que se apantallan pretendiendo apantallar.
Pronto inician las fiestas poblanas, de mi Puebla chingona y revolucionaria.