Murió Mario Vargas Llosa, no lo voy a negar, pensé que Elenita se iría antes… pero ¿Quién soy yo para decir quien se va primero? De haber tenido ese poder yo ya me hubiera ido, del tiempo atrás pero bueno, hablemos del difunto actual. A sus 83 años, Mario Vargas Llosa fue el último premio Nobel de literatura vivo de América Latina y el último de una generación de escritores en la que conocimos a Borges, Carpentier, Paz, Rulfo, García Márquez o Julio Cortázar.
Para desgracia del peruano-español, la muerte no llego como él había dicho que esperaba: “Me gustaría que la muerte me hallara escribiendo, como un accidente”; pero no, la muerte llego después de años de sufrir una enfermedad que no lo detuvo sino hasta el último de sus días, en Lima, Perú, rodeado de sus hijos, los cuales, respetando los deseos de su padre, decidieron que no hubiera ningún tipo de homenaje de cuerpo presente y que después de alguna ceremonia familiar, sus restos fueran incinerados… ya se imaginarán la cantidad de gente que está indignada de que ellos, que por comprar y leer sus libros se sienten con más derechos que los hijos, no pudieron despedirse en una ceremonia de 3 días o que no se transmitiera por televisión.
No podemos decir que Vargas Llosa estuviera fuera del ojo público, de hecho conocemos demasiados detalles de su vida privada, de sus opiniones políticas, nos enteramos que en 2020 le diagnosticaron una enfermedad que iba a acabar con su vida y también nos enteramos que por dicha enfermedad decidió buscar la reconciliación con sus hijos, con los que se había distanciado cuando se separó de su esposa Patricia Llosa, si, Llosa como él, porque era su prima y ese es solo su segundo mejor chisme
Mario Vargas Llosa y Patricia Llosa vivieron una historia de amor marcada por momentos de felicidad, desafíos y reconciliaciones; como ya les dije eran primos hermanos; Patricia tenía 15 años y Mario 25 años; la joven fue acogida por el autor en su casa de París cuando el escritor estaba casado con su tía política, Julia Urquidi, un episodio que él mismo relató en su novela autobiográfica “La tía Julia y el Escribidor”.
Cuando ganó el Premio Nobel de la Literatura en el 2010, Mario le dedicó unas palabras a su compañera de vida:
“A Patricia, mi prima, mi mujer, gracias por ser siempre un sostén, por haber hecho, a lo largo de todos estos años, todo tan fácil, por tu paciencia infinita, por tu aguda inteligencia y por el cariño que me has dado. Si no fueras tú, me habría desmoronado hace mucho tiempo”.
Patricia asumió un rol activo, organizaba su vida diaria y fue su crítica literaria, ayudándolo a revisar sus textos y brindándole apoyo en su trabajo. Sin embargo, después de más de 50 años de matrimonio, en 2015 la pareja se separó después de que se hiciera pública la relación entre Mario Vargas Llosa y la socialité Isabel Preysler, lease la mamá de Enrique Iglesias.
Drama fue cuando unas semanas luego de la fiesta de aniversario 50, Patricia Llosa y sus tres hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana, emitieron un comunicado en el que se mostraban “sorprendidos y muy apenados” por la noticia ya que se habían enterado por la prensa. Mario se mudó a España y se fue a vivir con Isabel con quien volvió a creer en el amor.
En el 2022, después de la ruptura entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, los rumores sobre una posible reconciliación con Patricia Llosa comenzaron a surgir. Tuvieron que pasar sietes años para que de nuevo unieran sus vidas, esta vez hasta el último día de la vida de Mario.
Y este es solo uno de los chismes de Vargas Llosa, el de la tía esta mejor, pero me lo guardare para otro día, igual que la pelea de divas entre él y Gabriel García Márquez, la otra pelea de divas con Octavio Paz gracias a la “Dictadura Perfecta” y la última despelucada contra nuestro Tlatoani Andrés Manuel López Obrador… e imagínense, esto es solo sin hablar de sus libros… descansa en paz Mario, esperemos que a donde hayas llegado no haya lenguaje inclusivo.