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El nuevo papado y las tensiones de un mundo polarizado

Foto: https://elpais.com/america/2025-05-10/prevost-el-papa-peruano-misionero-y-politico.html?utm_source=chatgpt.com

El reciente cónclave del 8 de mayo de 2025, que culminó con la elección del papa León XIV, fue notoriamente breve, algo que recuerda al cónclave que eligió al papa Francisco en 2013, también resuelto en apenas dos días. En ambos casos, la rapidez del proceso electoral sugiere un notable consenso entre los cardenales, aunque el contexto histórico y político global que los rodea no podría ser más distinto.

La figura de León XIV, anteriormente el cardenal Robert Francis Prevost, ha sido presentada como una posible continuidad del enfoque pastoral y socialmente comprometido de Francisco. Sin embargo, la pregunta que comienza a resonar con fuerza es si su elección representa realmente esa continuidad o si estamos frente a un punto de inflexión -una transición hacia posiciones más conservadoras- bajo una estética moderada.

Esta inquietud no surge en el vacío. El panorama mundial actual está marcado por un preocupante viraje hacia liderazgos autoritarios y posturas ultraconservadoras. Diversos gobiernos han comenzado a implementar medidas restrictivas que afectan derechos conquistados por décadas de luchas feministas, ambientales, LGBTIQ+, y de los pueblos migrantes. A veces lo hacen con discursos abiertamente regresivos; otras, a través de decisiones graduales, envueltas en un lenguaje tecnocrático o de supuesta neutralidad moral.

En este contexto, no sería extraño que la Iglesia, como institución global, sienta también la presión de replegarse hacia posiciones más tradicionales. Aunque León XIV ha reiterado algunos compromisos clave, como la atención a los migrantes y el llamado a una economía más justa, hay señales que invitan a la cautela. Por ejemplo, ha reafirmado doctrinas tradicionales como la exclusión de las mujeres del sacerdocio, y aún no ha hecho pronunciamientos claros sobre temas sensibles como el reconocimiento de uniones diversas o la justicia reproductiva.

El nombre que ha elegido no es menor. León XIV evoca a León XIII, recordado por su encíclica Rerum Novarum, en la que reconoció (a finales del siglo XIX) el sufrimiento obrero y la necesidad de una doctrina social de la Iglesia. Fue, en su tiempo, una apertura histórica al diálogo con el mundo moderno. ¿Será este nuevo León capaz de actualizar ese legado frente a los desafíos contemporáneos del capitalismo digital, la migración forzada y la exclusión estructural?

En un mundo donde las conquistas sociales no están garantizadas, el rol del Vaticano como actor moral y político no puede ser subestimado. León XIV tendrá que elegir: ser testigo de un retroceso disfrazado de continuidad o líder de una Iglesia que no teme confrontar las injusticias del presente.