Conforme vamos creciendo nos hacemos más a la idea de que las cosas que se hacían antes eran mejores a las disponibles ahora, probablemente por el recuerdo o la nostalgia que nos produce recordar tiempos pasados. Todas aquellas series que disfrutamos cuando fuimos niños y posteriormente, otras que nos emocionaron siendo adolescentes. Ahora mismo vienen a mi mente un sinfín de ejemplos desde: “El Príncipe del rap”, “La Niñera” y “Los Años Maravillosos” hasta “Dawson´s Creek”, “Gilmore Girls” o “Will and Grace”. Todas muy especiales por los momentos que pasé al verlas y las personas con las que las seguía semana a semana.
Evidentemente, la manera en la que veíamos estas series era completamente diferente a como lo hacemos ahora. Pasaban una vez a la semana a una hora en particular y tenías que dejar de hacer tus actividades para poder verlas (o más bien eran parte de nuestra rutina diaria). Una vez que concluía la temporada teníamos que esperar varios meses para poder disfrutar de nuevos episodios y ni hablar si no se contaba con sistema de cable porque entonces esos meses podrían ser un par de años e incluso no lograr verlas jamás. Si bien, todo lo anterior ahora suena exhaustivo y cero atractivo, era lo que nos tocaba y curiosamente algo tenía que nos mantenían como audiencia cautiva por mucho tiempo.
En los últimos años, he visto varias series de este estilo intentando encontrar alguna que sea buena y pocas logran cautivar y continuar en el interés del público más joven. Una de las pocas que considero rescatables es la original: “Never Have I Ever” (Netflix), serie americana que tiene como protagonista a “Devi”, una chica adolescente que quiere ser popular y sentirse aceptada entre los demás pero que, con sus antecedentes y algunos eventos recientes, no logra pertenecer del todo. Un padre que muere a mitad de un recital en el que ella participaba la deja con una parálisis corporal que le impide moverse por varios meses. Poco a poco logra volver a moverse y empezamos entonces a adentrarnos en la vida de esta entrañable “teen”.
Existen varias razones por las que podría recomendarles esta serie. La protagonista es una actriz americana con origen hindú y las situaciones relacionadas con este choque cultural del cual ella misma ha sido testigo, son por demás divertidas. Otra maravilla es la creadora de esta propuesta Mindy Kaling, en mi opinión una de las grandes comediantes en la actualidad (la podemos recordar por sus papeles en “The Office”, “Virgen a los 40” o “The Mindy Project”) y quien logra generar este mood de querer saber lo que ocurrirá de una manera súper ligera.
Los temas que se tocan en esta historia son novedosos y generan mucho interés. Existe un triángulo amoroso adolescente en el que todos podemos identificarnos y en el que será inevitable tomar partido por alguien (yo soy totalmente team Ben). La mezcla de culturas entre la madre de “Devi”, sus familiares y todos sus amigos y compañeros de clase, hacen de esta serie una propuesta realmente inclusiva y cero forzada.
Si quieren viajar a su adolescencia y revivir ese sentir cuando nos emocionamos al ver una de estas series, “Never Have I Ever” es sin duda alguna una gran opción, cero pretensiones, súper digerible y con episodios cortos que se disfrutan. Si eres parte de esta nueva generación y quieres ver algo ligero sin necesidad de conflictuarse, también es una excelente opción para ti.
Y tal como se anuncia en su plataforma… Es oficial,” Never Have I Ever” volverá pronto en una nueva temporada (la tercera de esta entrega). Tiene mucho potencial para poder mantenerse un par de años más y estando a cargo de la gran Mindy Kaling seguramente así será.
Yo Nunca Nunca… he querido volver a ser adolescente por un día con todo lo que ya sé hoy por hoy.