Sputnik V tiene resultados positivos en su primer ensayo en humanos

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Por: Redacción Criterio Diario/Foto: kibrisgazetesi.com

El estudio preliminar sobre la vacuna rusa mostró que esta desarrolla una respuesta inmunitaria sin efectos indeseables graves, según los primeros resultados publicados en la revista médica británica “The Lancet” el estudio, realizado por investigadores del gobierno ruso, fue evaluado por un comité de relectura de la revista previamente a su publicación.

El presidente Putin anunció el 11 de agosto sobre una confusa autorización de la vacuna Sputnik V por la vía rápida y aseguró que una de sus hijas ya se la había aplicado. Las Instituciones rusas implicadas han creado una web en diferentes idiomas asegurando que es “la primera vacuna registrada” en el mundo contra la COVID-19. “Esta licencia provisional requiere un estudio a gran escala. Permite la vacunación de la población general, con consentimiento, en el contexto de un ensayo en fase 3 (la etapa final de las pruebas en humanos), permite que la vacuna se ocupe bajo estricta fármacovigilancia y también que se vacune a grupos de riesgo”, ha explicado este viernes en un comunicado el microbiólogo Alexander Gintsburg, uno de los líderes de la investigación en el Instituto Gamaleya, en Moscú.

El estudio de la vacuna experimental tiene importantes limitaciones, como la ausencia de personas mayores, según señalan en un comentario independiente en The Lancet los investigadores Naor Bar-Zeev y Tom Inglesby, de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) “Los ensayos son alentadores, pero pequeños. La respuesta inmune inducida es un buen augurio, pero no se puede inferir nada sobre la respuesta inmune que inducirá en las personas mayores. Todavía no se ha demostrado la eficacia clínica de ninguna vacuna contra la COVID-19”, advierten.

La publicación británica se basa en dos pequeños estudios conducidos entre un total de 76 adultos voluntarios, entre 18 y 60 años, en buen estado de salud. Fueron realizados entre el 18 de junio y el 3 de agosto por investigadores de los ministerios rusos de Sanidad y Defensa. Los ensayos rusos han tenido lugar en el hospital militar de Burdenko y en un centro de la Universidad Sechenov, ambos en Moscú. En los experimentos han participado tanto civiles como militares, firmando un consentimiento escrito.

La novedad del enfoque ruso es que los científicos primero contaminan un tipo de adenovirus y 21 días después inyectan una dosis de refuerzo basada en otro adenovirus diferente, para estimular más la respuesta inmune evitando que las defensas reconozcan al invasor la segunda vez e impidan la acción de la vacuna.

Cuando el adenovirus modificado penetra en las células de la persona vacunada, esta produce una proteína típica del SARS-CoV-2, enseñando así a su sistema inmunológico a reconocerlo y combatirlo, ninguno de los dos componentes de la vacuna provocó efectos indeseables graves, más allá de fiebre y dolor de cabeza, explica el autor principal del artículo, Denis Logounov, del Instituto Gamaleya.

Ahora son necesarios “ensayos de gran envergadura, con un seguimiento más prolongado e incluyendo la comparación con un placebo” para “establecer la inocuidad en el tiempo y la eficacia de la vacuna para impedir una infección con el COVID-19”, afirmaron sus autores.

Para saber si la vacuna experimental rusa es realmente segura y eficaz habrá que esperar a los resultados de un ensayo ya en marcha con 40.000 voluntarios de diferentes edades y grupos de riesgo.

Según la Organización Mundial de la Salud, hay 176 proyectos de vacunas en curso en el mundo, de los cuales 34 están en fase de ensayos clínicos, lo que significa que empezaron a ser probados en seres humanos. Entre estos, ocho se hallan en la fase tres, la más avanzada.