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El poder y los palacios

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El Palacio de Versalles es una de las muestras de poder en la arquitectura más icónicas. Enseña de los excesos e incluso las excentricidades de la monarquía francesa de los siglos XVII y XVIII, que en ese momento gobernaba un pueblo que según crónicas, pasaba mayoritariamente hambres y vivía bajo el poder absoluto del monarca.

La construcción del Palacio de Versalles fue iniciada por Luis XIII, pero fue Luis VIV, El Rey Sol, quien consolidó al inmueble como lo que sigue siendo: el símbolo y el exceso de la Monarquía que contaba con poder y dinero ilimitado para tener por casa un edificio que constaba de 800 hectáreas, 700 habitaciones, 2000 ventanas, 67 escaleras y más de 1200 chimeneas, 372 estatuas, además de obras de arte por doquier, jardines inmensos, fuentes y lagos. Todo servía para que los reyes vivieran y para que el resto de la gente, clero, nobleza o pueblo se dieran cuenta del enorme poder del Rey.

Luis XIV estableció en 1682 la Corte y la sede del gobierno francés en Versalles y logró que se identificara a la institución de la Monarquía con un espacio físico. Se cuenta que Luis XIV cometía algunos excesos tales como hacer que lo vistieran durante una ceremonia, permitiéndole a algunas personas, por ejemplo, sostener el candelabro mientras usaba el baño, o tocar las personas enfermas con tuberculosis para supuestamente curarlos mientras ellos se arrodillaban con la frase “el Rey te toca, Dios te cura.

Otros de los excesos de Luis XIV incluían permitirle a la nobleza el honor de verlo comer, tocarlo o seguir con el recorrido de los jardines del Palacio que el Luis XIV personalmente diseñó para tal efecto, hacer fiestas con bailes, comida y juegos, todo con los excesos adecuados a la posición del Rey, además de la presentación de obras de teatro.

Luis XIV gobernó Francia durante 72 años, el reinado más longevo de la historia con los excesos y poder ilimitado ya visto, sin embargo 2 generaciones después éstos mismos excesos le cobrarían las cuentas a su nieto Luis XVI durante la Revolución Francesa en la que el Palacio fue sede de los Estados Generales, uno de los instrumentos que impulsaron la revolución francesa, el Palacio fue saqueado y nunca más se utilizó como sede del gobierno. Hoy es uno de los atractivos turísticos más importantes de Paris.

Las sedes de los gobiernos se han convertido en los principales símbolos que generan percepción del poder del gobernante. Versalles se hizo un escaparate de riqueza y poder que sirvió para demostrarle a los franceses y toda Europa el poder de la Monarquía, sin embargo, este mismo escaparate fue esencial para que la Revolución tirara a la Monarquía.