Quienes realmente se encuentran ante un reto gigantesco frente a la pandemia y todo lo que esta conlleva como el aumento de la pobreza, el desempleo y la inflación, es la juventud, la cual, sumado a tener que lidiar con estas difíciles circunstancias, debe cumplir con las expectativas de ser agentes de cambio que saquen a flote a una sociedad desgastada, abrumada y en múltiples ocasiones, desinformada o mal informada de lo que ocurre en distintos ámbitos, tanto en nuestro estado como en el país y en el mundo.
En el marco del Día Internacional de la Juventud a celebrarse el pasado 12 de Agosto, las cifras no son alentadoras para las nuevas generaciones, la ONU estima que uno de cada seis jóvenes se encuentra sin trabajo debido a la crisis provocada por el COVID-19, además de que se pronostica que seguirá aumentando en los próximos años por la enorme crisis económica del confinamiento.
Hoy contamos con un bono demográfico que hasta hace unos meses se veía como una ventana de oportunidad para el país (con el 29% de la población joven y económicamente activa) y que ahora, si bien no ha dejado de serlo, los esfuerzos por aprovecharlo tendrán que duplicarse con miras a una oportunidad de progreso mediana o mínima.
Involucrarse en el proceso de toma de decisiones que definirán su futuro, en el progreso de sus comunidades y en el bienestar de sus familias, son sólo algunas de las metas de los jóvenes que actualmente se encuentran activos y dispuestos al cambio, sin embargo, ¿Cómo hacerlo si en el proceso de formación educativa se encuentra el primer obstáculo?. El ciclo escolar dará inicio el próximo 24 de agosto a través de clases en línea y por la televisión en un país donde las cifras negras de la brecha digital se asoman con más de 10 millones de mexicanos que no cuentan con TV y donde la red de internet llega a uno de cada dos estudiantes en las zonas rurales y al 75% en las zonas urbanas.
Las redes sociales y las diferentes plataformas de expresión que el siglo XXI trajo consigo nos han dejado ver que las generaciones de hoy están hartas del discurso, de la demagogia y los protocolos, hoy exigen soluciones y respuestas inmediatas, tan inmediatas como lo exige el ritmo actual de la vida.
Si bien los jóvenes constituirán un elemento fundamental en una sociedad donde se busca principalmente la recuperación a través de la inclusión y la solidaridad, la iniciativa propia y la participación dentro de la democracia serán pilares importantes en un país en vías de desarrollo donde se tomen decisiones con el gobierno, sin el gobierno o a pesar del gobierno.
No está de más ser concientes de que en medida que los jóvenes exijan más oportunidades, justicia para todos y espacios de participación, será más urgente abordar los desafíos sociales.
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