Antecedentes Restaurativos

Criterios Juan Pablo Guarneros

Siempre es bueno restaurar, siempre es bueno conservar. Podríamos comenzar diciendo que el centro histórico de la ciudad de Puebla es el más grande de Latinoamérica, con 1619 inmuebles históricos catalogados, por lo cual en diciembre de 1987 se otorgó el titulo de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, este título, nos hace ser responsables de cuidar y conservar el patrimonio edificado, al mismo tiempo con la misma responsabilidad de preservarlo no sólo para el presente sino para futuro…  

Ahora más que nunca existe el interés por conservar y “restaurar” el patrimonio edificado, hago hincapié que el verbo restaurar está entre comillas porque no toda intervención arquitectónica en un edificio histórico es restaurar, por ejemplo, colocar una terraza en una azotea para tener la mejor vista de la catedral o considerar que el único uso redituable de un inmueble histórico es convertirse en hotel.  

No estoy diciendo que el uso de hotel sea un uso negativo de una casona pero si es importante mencionar que para que nuestro centro histórico y como cualquier otro, en cualquier parte del mundo, es de suma importancia mantener el uso mixto de este; es decir mantener el comercio local e incentivar como prioridad la vivienda en cualquier nivel socioeconómico, para que sea más diverso el perfil demográfico, ya que si solo nos dedicamos a incentivar vivienda de primer nivel estaríamos cruzando la delgada línea de convertir el centro en el famoso fenómeno de la gentrificación (que los residentes originales abandonen el espacio en que viven debido al deterioro, no puedan costear conservar o restaurar la propiedad y este nuevo espacio termine por ser ocupado por clases sociales con mayor capacidad económica) o su palabra sinónima elitización de un barrio.  

Como propietarios de los inmuebles históricos, catalogados o no, es importante estar informado de la importancia que tienen estos edificios, en muchos sentidos; valor histórico, es decir por su antigüedad, por su valor artístico, es decir por su carácter estético y si no somos tan románticos simplemente por su valor comercial en el mercado inmobiliario.  

Existen muchas reglas o normas para poder intervenir estos edificios, desde el simple mantenimiento de la fachada para preservar sus características físicas y así conservar una imagen urbana uniforme, ya que también es indispensable protegerla como patrimonio cultural intangible. 

Sin duda el mantenimiento general de una fachada es de lo más sencillo, pero cuando hablamos de una intervención directa al interior del inmueble es imperativo hacerlo con un equipo multidisciplinario, que tenga la suficiente capacidad y conocimiento de como trabajar el patrimonio, sin caer en errores actuales y pasados donde se intenta inventar cosas antiguas que no existían llamados formalmente falsos históricos, o crear pastiches, que son esta combinación de diferentes elementos ornamentales de distintas épocas históricas. Sin duda en Puebla existen pésimos casos de intervención y excelentes casos de restauración, sin embargo, en esta columna no diremos cuales son los casos específicos porque ardería la capital poblana.  

Yo como arquitecto con especialidad en conservación del patrimonio edificado, tengo la responsabilidad de persuadir o en dado caso convencer al cliente o a los propietarios de no poner en riesgo la integridad de los edificios, simplemente por intereses personales o económicos, debemos considerar muchos criterios objetivos de como intervenir el edificio sin modificar su integridad o lectura original, ya que si no con el paso del tiempo se va perdiendo como era el edificio originalmente en el imaginario colectivo.  

Ahora más que nunca es tiempo como se dice coloquialmente de tomar las riendas de la buena restauración, antes de que sea demasiado tarde y suceda como en el centro histórico de la ciudad de México, donde se ha perdido demasiado patrimonio de los distintos siglos que conforman el centro y sin duda ha perdido su integridad histórica y arquitectónica. Y del mismo modo debemos tomar el gran ejemplo de otros centros históricos como Morelia, Oaxaca, Querétaro, que han entendido muy bien como intervenir un inmueble con respeto y a la imagen urbana, es decir adaptarse en su propio contexto.  

Es momento de hacer las cosas bien por el patrimonio y no arriesgarnos a perder el título de Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, para que así que en el 2031 podamos celebrar con más alegría los 500 años de la fundación de nuestra ciudad.  

@juan_pablo_sillarquia