“¡Tápate hijo, ya vienen los aires de Todos Santos!” quizás es algo que hemos escuchado durante muchos años. Así que si, ya se siente que la temperatura comienza a disminuir y nos empezamos a preparar para celebrar la fiesta grande de Muertos.
Y es que como dice el dicho: “Fiestas, vísperas y días, hasta los ocho días”, por ende debemos recordar que ya se acerca el día en que nuestras ofrendas deben ser montadas. Seré repetitivo, semana a semana he insistido en la tradición que guarda Puebla, así que aquí voy nuevamente, conforme se acerca el día de muertos, no sólo los mercados se visten de color con la venta de papel picado, calaveras de azúcar, dulce de calabaza, cempasúchil, garra de león y toda la fruta que se colocará en el altar de muertos, también las calles se empiezan a colorear de naranja, esto con un sentido un poco más trágico.
Si somos observadores, a partir del día 28 veremos cómo, en algunas esquinas de Puebla, donde en algún momento alguien perdió la vida, así que le colocarán flores y una veladora. Ahora, hay regiones en las que, en las esquinas aunque no haya fallecido alguien ahí, colocan una veladora, flores, agua y un pan, esto se hace para las almas que no tienen quien les ponga ofrenda, para que no se vayan con las manos vacías.
Así nos preparamos para celebrar con nuestros muertos, aquí un poco del listado de cómo se cree que es la visita de nuestros muertos a este plano terrenal:
El 28 de octubre recibiremos a aquellos que tuvieron una muerte trágica motivo de un accidente; el día 29 a quienes murieron a causa de ahogamiento; el 30 a quienes han sido olvidados, a las almas solas (si, Coco, la película de Disney, nos mintió a todos, las almas solas u olvidadas si vienen a visitar las ofrendas, por eso es importante que se les coloque ofrenda a los desconocidos); el último día del mes llegan los niños que no fueron bautizados; el día 1º llegan todos los que murieron durante su infancia y para culminar el día 2 de noviembre, con la llegada de todos los que nos dejaron ya en su vida adulta.
Así, hay que recordar de igual manera los elementos indispensables que debemos colocar en las ofrendas, el agua para saciar la sed de quienes han recorrido un largo camino para llegar hasta nuestros altares de muertos; la sal para purificar a los viajeros y puedan regresar a salvo; velas para iluminar su camino; el incienso quemándose para limpiar y purificar el área donde colocamos nuestro altar; la flor de cempasúchil con cuyo color y olor guiaremos a las almas hacia el festín preparado; el papel picado con su color y trabajo representando tanto la alegría como el trabajo realizado; las calaveras de azúcar como elemento que representa a la muerte siempre presente; si somos creyentes pues la imagen de algún santo, o una cruz; la comida favorita de nuestros difuntos y por supuesto las hojaldras.
Y es aquí donde quiero ahondar sobre el tema, en los últimos días los algoritmos de mis redes sociales y las cookies guardadas en mi computadora han determinado, con justificada razón, que soy un adicto a las hojaldras y que por ende necesito ver los anuncios de todas las modalidades que presentan las panaderías este 2020. Desde la hojaldra tradicional, elaborada con agua de azahar, decorada con ajonjolí o espolvoreada con azúcar, hasta la hojaldra con conejitos de chocolate. Siendo que el sabor del pan tradicional se está perdiendo día a día, les pido que consuman el pan fuera de los supermercados y atiendan a las panaderías de tradición de puebla, donde día a día los panaderos elaboran panes donde cada uno cuenta con un sabor diferente, dependiendo de su forma.
Por ello, el día de muertos también nos presenta una ocasión en la que nuestros panaderos poblanos nos presentarán las hojaldras tradicionales, los rosquetes (un pan con forma de moño) pintadas de blanco y con azúcar roja o aquellos que simulan a un muerto con sus brazos cruzados.
Yo les recomiendo como panaderías “La Flor de Puebla”, quienes se destacan por estar en el corazón de la ciudad y cuentan con pan recién horneado todos los días, “Monarca” en el barrio los Remedios, “La Baguette” en la 14 sur, “Mayatoro” en la 31 oriente y 10 sur, son algunos de los que se han esforzado por continuar con la tradición de hornear hojaldras con el sabor de siempre, alejándose de las modas y combinaciones, para ofrecer el acompañamiento perfecto para una taza de chocolate y claro el pan tradicional para nuestras ofrendas. Se que ustedes tendrán una panadería consentida donde encuentran su hojaldra favorita, aprovechen esta bella época y disfruten del producto de las panaderías poblanas y claro, compártanlas con sus muertos.
jaime.aguilar@criteriodiario.com

