Réquiem a la universidad, ¿le pondremos una ofrenda?

Criterios Fadia Márquez Cabrera

Quizás me he dejado llevar por las fechas, el agridulce 2020 y mi fascinación por la muerte, sin embargo, dudo que sea osada la idea de que la universidad y el papel de la educación superior se encuentra en un profundo declive para nada reciente, pero ahora más que en otros momentos es para muchos y muchas algo evidente. Pero, vayamos poco a poco a lo que me refiero. 

Fernanda es una chica que se encontraba finalizando la preparatoria, tenía muy claro como muchas otras personas de su edad que el siguiente paso sería hacer el examen a la universidad pública para poder aspirar a cursar una licenciatura. De repente, la pandemia la arrojó a darse cuenta que su primer año sería a través de la educación en línea, mientras tanto Fernanda observaba que las ventas del negocio familiar disminuían y que, a pesar de haber rentado un local más económico, poco resistirían sin mayores ingresos, por lo que eligió esperar un año más para ingresar a estudiar y mientras tanto ayudar al negocio de su mamá y hermano.  

Fernanda aún no ingresaba a la universidad, sin embargo, según (Roman, 2020) se prevé que tras la pandemia se incrementará entre un 10 y el 15% la deserción y abandono escolar en la educación superior y en otros niveles educativos. El problema, sin duda es multifactorial como ya he desarrollado en otra columna de este medio, el tema de la brecha informática para la educación a distancia, el nivel socioeconómico de las familias, el desempleo entre otras. Y, ante todo este contexto ¿qué nos está ofreciendo el espacio universitario?  

Antes de la pandemia, en México era claro que un título dejó de ser sinónimo de movilidad social y no sólo ha sido un asunto del sistema educativo, sino de las deficiencias en políticas efectivas para dignificar el trabajo y los mecanismos económicos adecuados para poder dotar de derechos anteriormente básicos y actualmente fantasmales para la generación millennial, tales como la pensión, seguro y prestaciones.  

En este sentido el contexto actual nos deja dos cosas muy claras; la primera, la educación nunca fue para todos y todas, la segunda; la educación formal no es suficiente, no es la única forma de capacitación para la vida y no es sinónimo de una movilidad social. 

Me refiero a educación formal (de manera muy general ya que existe amplia literatura desde la pedagogía o la psicopedagogía) a aquella que sucede en las instituciones educativas regidas a través de programas del sistema educativo y como espacio “no formal” entiéndase como aquellos programas extracurriculares o esquemas que no suceden en los programas regulares de las instituciones, que atienden capacitaciones más específicas y que pueden suceder en espacios fuera de las aulas. 

En esa lógica, lo que a mi parecer es aún más lamentable, es que las instituciones privadas ahora más que nunca, lanzan sus anzuelos para hacer de esta realidad de los espacios educativos no formales un shark tank. Si antes veíamos escuelas atomizadas, ahora vemos esas mismas instituciones ofertando un sinfín de diplomados, maestrías y doctorados en todas las modalidades posibles de la manera más mercantilista. Resulta que ahora México serán un país con miles de maestros, doctores y especialistas en situación de desempleo y egresando como analfabetas funcionales. Ahora si nada más ad hoc que la música de fondo del hundimiento del Titanic.  

Quizás es abrupto hablar de la muerte de la universidad, pero lo que es verdaderamente necesario es una profunda y muy humana transformación del sentido en que se está educando. Sobre todo, encontrar un verdadero para qué, cómo y dónde se está educando. Mientras los alumnos sigan siendo un banal ingreso mensual a las instituciones educativas, seguirá careciendo de sentido el espacio universitario y más importante aún nada abonará a sacar de pobres a los pobres de este país, ni moverá un gramo de esta abrumadora realidad. 

Mirando el lado bueno de todo esto, me parece que explorar la educación a distancia para algunos fue una ventana de oportunidad, para saber que la educación puede ser un proceso a lo largo de cualquier momento de la vida y que no necesariamente debe pasar por un aula, es más, actualmente quizás también habría que cuestionar la importancia de un título y validar si es necesario para determinadas elecciones vocacionales. 

Es decir, a raíz de esta “nueva” realidad educativa, se hace más visible ese abanico de opciones para las necesidades educativas de los diferentes actores de la sociedad.  Para otros, este año tan sólo reafirmaron que sus recursos personales requieren un espacio dentro de la educación formal y que han cursado clases a distancia en las cuales no aprendieron nada significativo.  

En ambos casos, es importante entender que los espacios educativos son espacios flexibles y la educación es un proceso adaptable a lo largo de toda la vida.  No obstante, las universidades públicas y privadas deben adecuar sus programas no sólo a los mercados educativos, sino también a la responsabilidad social de la empleabilidad, generar programas pertinentes y evaluar constantemente sus resultados, dignificar la labor docente, realizar alianzas interinstitucionales entre otras cosas.  

Todos queremos pensar que Fernanda el día de mañana podrá ayudar a hacer crecer el negocio de su mamá y de su hermano, nos gustaría pensar que estudiará y tendrá oportunidades. Si la universidad vive, tendrá que ser un espacio para crear sujetos críticos que abonen a las necesidades de este país, sujetos que posean herramientas para poder dignificar su calidad de vida y no un mediocre espacio reproductor de carencias. Ni las universidades públicas o privadas ni los gobiernos pueden seguir haciéndose de la vista gorda ante sus egresados y sus nulas oportunidades. Si la educación no es transformadora, entonces no es educación. 

fadia.marquez@criteriodiario.com

Referencia: 

Roman, J. A. (31 de Agosto de 2020). Deserción escolar en universidades podría aumentar entre 12 y 15%: experta. Obtenido de https://www.jornada.com.mx/ultimas/sociedad/2020/08/31/desercion-y-abandono-escolar-en-universidades-podria-aumentar-entre-12-y-15-experta-7240.html