La mala fama del Lambrusco

Criterios Laura Góngora

 “Cuando hablamos de Lambrusco, hablamos de una cepa y un vino alegre, espontáneo, fresco y chispeante”

(Gil Damián)

Desde hace un par de semanas mis grupos en redes sociales se han visto inundadas de comentarios sobre el lambrusco y los vinos dulces. Yo soy de esas personas que le gusta leer las respuestas que se dan a una publicación que genere cierta polémica, es interesante conocer los distintos puntos de vista de las personas e incluso es divertido ver como una cosa lleva a otra y algunas ocasiones se termina hablando de temas ajenos al inicial, no sé si esta manía mía es la mejor práctica, pues ciertamente te roba bastante tiempo, pero creo que pueden surgir buenas ideas a desarrollar y tal es el caso de esta columna que se inspira en la lluvia de argumentos a favor y en contra de los vinos en cuestión.

Cuando iniciamos en el delicioso mundo del vino, lo más normal es gustar de vinos dulces, como lo explique en mi primera columna ¿Por dónde empiezo a tomar vino?, el dulzor es el sabor mejor aceptado, por ello en esta etapa inicial se acude a los conocedores en busca de recomendaciones de bebidas de este estilo y es aquí donde dentro de las primeras respuestas invariablemente aparece el Lambrusco, mismo que más tarde será fuertemente juzgado. La categoría de caldos dulces no es del gusto de los expertos en su mayoría y es aquí donde encontramos una brecha entre el conocedor y el principiante, así como el error en la percepción que tenemos de dicho vino, entonces se detonan una serie de comentarios de todo tipo y divertidísimos.

El Lambrusco en nuestro país goza de tan mala reputación que los “entendidos” del vino se refieren a el como el vino para quienes no les gusta el vino y se ha hecho acreedor de varios memes, podemos verlo conviviendo con rebanadas de quesos amarillos en donde se hace alusión a su calidad. Me parece importante explicar que esta injusta mala fama se reduce a nuestro país gracias a los Lambruscos que tenemos al alcance, mismos que conseguimos en las tiendas de autoservicio carentes de cualidades sobresalientes, por ello no debemos mimetizar los buenos Lambruscos italianos.

Para explicarme mejor, Lambrusco no es una marca de vino dulce, es una uva con la que se da vida al vino italiano que lleva el mismo nombre, elaborado principalmente en las regiones de Emilia Romagna y Lombardía, estos vinos con una carácter muy peculiar pueden ser dulces, semidulces y secos, así es no son dulces siempre como se cree, todos ellos se destacan por su frutalidad, carga tánica agradable y con una ligera presencia de gas carbónico que los hace Frizzantes (espumantes).

Por otro lado, no sólo el Lambrusco goza de críticas, también los vinos dulces en general son prejuiciados, quizá esto se pueda entender sabiendo que el paladar de los expertos en la materia se ha visto modificado por la práctica y es probable que con el tiempo gusten menos del dulzor y más de la tanicidad y astringencia, sin embargo esta no es una razón para que los vinos dulces no deban ser admirados. Existen aquellos que denominamos cosechas tardías, vinos elaborados con uvas sobre maduradas, que con el paso del tiempo han perdido agua y ganado azúcar, como resultado tendremos este tipo de bebida majestuosa en su tipo, también conocidos como vinos de postre, ojo con esto, que de ser usados estrictamente para dicho fin nos estaremos perdiendo de sorprendentes maridajes con platillos salados. 

Me he dado cuenta de que en un sinfín de ocasiones las personas cuando expresan el deseo por un vino dulce para acompañar sus alimentos, más bien se refieren a vinos jóvenes y afrutados que den sensación de dulzor pero que no necesariamente lo sean, esto solo es un error de vocabulario técnico que con la práctica también se aprende. Si tienes esta duda al diferenciarlos, te recomiendo probar alguno que en la etiqueta diga cosecha tardía y después un vino afrutado como un Calixa Blend, podrás notar la diferencia definiendo que es realmente lo que buscas.

Como diría un buen amigo y gran sommelier a quien cito al inicio de esta columna “para hablar de lambrusco hay que probarlo, conocerlo, entenderlo y sobre todo maridarlo” (Gil Damián). Lo mismo para generar un juicio de los vinos dulces debemos entender primero a que nos referimos y que es lo que realmente estamos buscando.

Algunos consejos para beber un buen lambrusco:

-Distingue si es dulce o seco en la etiqueta (“Amabile” o “Secco”)

-Procura beberlo a una temperatura entre los 9 y los 12 grados 

-Intenta encontrar un Lambrusco que sea original de Italia, ya que muchos de los que encontramos aquí no lo son, lee bien las etiquetas y acude a una tienda especializada en vinos y licores.

-Bébelo Joven (me refiero al vino)

-No hagas tanto caso de las críticas de los “entendidos”, si éstas no tienen como finalidad orientarte e invitarte a esta cultura, prueba vinos de todo tipo y aprende paso a paso.

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