Quizás como poblanos hemos escuchado muchas preguntas de los visitantes a Puebla ¿En verdad hay 365 iglesias?, ¿Cómo es la receta Original del Chile en Nogada? o ¿Tienen una iglesia de oro?; aquí quiero hablar de nuestra Iglesia de Oro, del Relicario de América, “La capilla del Rosario”.
Ubicada como capilla lateral del templo conventual de Santo Domingo de Guzmán, en la 5 de Mayo y 4 Poniente, esta capilla por años ha sido uno de los puntos del centro histórico más visitados por los turistas y poblanos.
¿Qué es lo que hace tan especial a este espacio?
Empecemos por el principio: Algo que muchos pueden pasar de largo a la hora de visitar la capilla, es la majestuosidad de la nave principal de la Iglesia de Santo Domingo, quizás el lujo de las capillas laterales no se encuentre el barroco que refleja la capilla del Rosario, pero aún así esta iglesia tiene mucho que presentar.
El Altar mayor de la nave principal, está compuesto de cuatro niveles, donde podemos observar en su primer nivel a los cuatro doctores de la iglesia y el sagrario, en el siguiente nivel se tiene a Santo Domingo al centro y santos dominicos a sus costados, en el tercer nivel se tiene al centro la imagen de San Francisco de Asís, siendo flaqueado por más santos dominicos, y en el cuarto nivel se tiene la imagen de San Franciso y Santo Domingo pidiendo la intercesión de María ante Jesús, con más santos dominicos a los lados.

Los altares laterales igualmente de manufactura barroca presentan un exquisito trabajo de madera talla, así como retablos con imágenes de los santos principales de la iglesia.
Al entrar a la capilla del rosario, nos recibe una imponente reja de latón dorado, y en el dintel de la entrada un querubín sostiene un sol, ambos brillan gracias a la aplicación de oro de hoja que tienen.
Este espacio que tiene forma de cruz latina (lo que quiere decir que asemeja más a la cruz que conocemos, donde los extremos son más cortos que el pasillo principal). Los muros de la nave principal decorados con 6 pinturas que relatan la anunciación, la visitación, el nacimiento de Jesús, la adoración de los Reyes, la presentación en el templo y la predicación ante los Doctores.
La decoración de la capilla es lo que llama la atención, y es la manufactura en estuco que crea imágenes de sirenas, caballeros con yelmo, ángeles, santos y santas, Dios Padre con un coro angélico y exquisitos garigoleos que hacen que toda la capilla parezca una enramada de detalles dorados.
Sin duda el Ciprés que resguarda la imagen de la Virgen del Rosario es una joya también, elaborado con mármol de Tecali de Herra y con detalles de santos dominicos, y el arcángel Gabriel que remata todo el conjunto es el capelo ideal para la imagen de veneración a la que esta capilla está dedicada.

Indudablemente, la capilla guarda muchos secretos, o imágenes que son dignas de toda una tesis, ya que la magnificencia del trabajo de la misma merece que hablemos largo y tendido de cada pintura, de cada elemento, de cada santo; pero por ahora nos afocaremos a la realidad en la que se encuentra.
Posterior a los sismos de 2017, el templo principal y la capilla sufrieron algunos daños, los cuales al parecer no han podido ser subsanados en su totalidad al día de hoy. Y aquí es donde aparece el cambio de discurso de quienes custodian este templo. Durante los años que he acudido a diversas celebraciones en el templo, uno de los problemas con los que han luchado los celebrantes, es la curiosidad de los turistas, que aun cuando ven que se está en misa, hacen su misión el llegar a las puertas de la capilla a admirar, aunque sea a través de los barrotes de la reja la majestuosidad de ese espacio.
Por años han recalcado que el espacio no es un museo, sino un templo de culto activo, por lo cual se debe de respetar el tiempo de la celebración eucarística y evitar el visitar la capilla en esos momentos. Pero ahora, en esta Puebla que sigue descubriendo como retomar su paso en medio de una pandemia, aparece en la entrada de la capilla del rosario una alcancía y un letrero, invitando a los visitantes a donar dos pesos, dos euros o dos dolares, con tal de visitar la capilla (claro, la donación es voluntaria, pero hay un fraile designado a ser el cadenero de este espacio).
Así es que este nuevo modelo de colecta aparece en este templo poblano de tradición, no dudemos que pronto otros templos que de igual manera no han podido terminar de reconstruir o restaurar sus espacios, adopten esta forma de colecta, convirtiendo en atracciones turísticas los bienes que son de por sí, ya bienes nacionales.
jaime.aguilar@criteriodiario.com