Reforma al INFONAVIT: Decide y Construye CARO

Criterios Enrique Acuña González

El pasado miércoles 11 de noviembre el Presidente Andrés Manuel López Obrador informó el avance de la nueva reforma a la ley del INFONAVIT, que actualmente está en la cámara de diputados para su aprobación. Dicha reforma contiene propuestas controversiales y está formada de tantos claroscuros, que voy a tener que hablar al respecto en tres capítulos para expresar todo lo que involucran estos temas tan complejos que van a repercutir en tan aclamada iniciativa.  

Primero que nada, tengo que reconocer que como todo lo que nuestro Presidente propone, la reforma esta plagada de buenas intenciones para el beneficio de los más necesitados. Se nota a leguas que la intención principal es llegar primero a los sectores vulnerables y de paso desacreditar a las empresas constructoras e inmobiliarias, satanizando su actuar y pasándolos del lado de la imperdonable corrupción que tanto daño le hace al país. Ya saben, el mismo discurso de siempre con el que se han cerrado estancias infantiles, cancelado distribución de medicinas oncológicas, destruido fideicomisos y dado la espalda a la ciencia y las artes. Aun así, hay aciertos y beneficios reales que también iré mencionando. 

Como primer capítulo introductorio, hablaremos del impacto financiero de las reformas. Y para eso primero tenemos que entender el contexto por el cual en primer lugar surgen los créditos para la vivienda. Ya hemos hablado antes que en la actualidad es casi imposible que un trabajador promedio pueda comprar una casa de contado, por lo que hay instituciones que cuentan con recursos y los prestan a cambio de un pago extra que todos conocemos como interés. En términos simples: si una institución financiera te presta $100 con una tasa anual del 10%, significa que al finalizar los 12 meses tu le tienes que pagar $110. Esa tasa es justamente el negocio principal de los bancos y demás instituciones, de lo contrario no tendrían ninguna razón para prestarte un quinto seas quien seas.  

Teniendo esto en cuenta, vayamos entonces a la parte financiera de la reforma a la ley del INFONAVIT. El eje central de la reforma consiste en concebir a la vivienda no como una propiedad que adquieres para vivir por siempre, concepto que está muy actualizado a las necesidades de la sociedad del siglo XXI. La vivienda ahora se piensa como un estado progresivo del patrimonio que se adapta al cambio y crecimiento de la persona en el tiempo. Gracias a ese concepto contamos con que ahora el INFONAVIT ya no tendrá límites para el número de créditos que pueda tener un derechohabiente. Así es, amigo trabajador, ahora podrás estar endeudado toda tu vida en vez de hacerlo sólo por 20 años. Y esto porque según la premisa podrías pedir un crédito para comprar un terreno, luego otro crédito para construir tu casa, luego otro crédito para ampliarla, luego otro más para remodelarla y sí es necesario un par de créditos más para hacerle las reparaciones necesarias.  

Pero no creas que podrás pedir prestado con tanta libertad porque para solicitar un crédito nuevo tendrías que liquidar el anterior. Imagina que empiezas a cotizar a los 18 años de edad. A los 22 pides prestado para tu terreno y lo liquidas a los 37. Pides para construir tu casa y cumples 52 años cuando liquidas ese crédito. Para una ampliación te dan un crédito que acabas pagando a los 57 años. Con suerte podrías pedir uno más para mantenimiento antes de tu retiro a los 60 años. Y eso considerando que tienes un trabajo estable y sin interrupciones a lo largo de 42 años. Es un caso demasiado utópico para un país en recesión, ¿no crees? 

Además, se plantea que también se podrá otorgar un crédito del INFONAVIT para poder mejorar las condiciones de otros créditos o pagar préstamos hipotecarios de otros bancos. Así es, ese jueguito que ya nos tienen acostumbrados los bancos en donde uno absorbe la deuda cara del otro con tal de quedarse con el interés del resto de la deuda, ahora también lo va a hacer el INFONAVIT. Aquí el problema es que financieramente no conviene en lo absoluto hacer ese movimiento por una sencillísima razón: la tasa de interés. Dicho instituto cobra una tasa de interés promedio del 12% anual, mientras que las tasas más conservadoras de los bancos mexicanos rondan entre el 9% y 11%, y eso que no estamos contando los productos que resultaron a raíz de la baja en las tasas de referencia este año, que ya ofrecen préstamos hasta con el 7.5% de interés. Sabiendo que el dinero que te presta el INFONAVIT es más caro, ¿por qué querrías tomarles un crédito para refinanciar un préstamo? Dice el Presidente que para renegociar créditos con condiciones desfavorables para el trabajador. ¿Saben qué institución otorgó créditos desfavorables por mucho tiempo por andarlos calculando en base al Salario Mínimo? Exacto, el mismo INFONAVIT. Básicamente es una forma de pedir perdón sin perdonar la deuda.  

Revisemos de nuevo este dato: un 12% de interés en INFONAVIT contra un 7.5% de los bancos. ¿Quién en su sano juicio se metería en una deuda de 20 años en donde el costo del dinero es 60% más caro? Desgraciadamente la gente que menos dinero tiene. Para que un banco te otorgue un préstamo necesitas un historial crediticio casi impecable, con comprobantes de ingresos estables y un anticipo por adelantado. Si eres de las personas que no dejan de recibir llamadas de cobranza de bancos y tiendas departamentales, seguramente serás candidato para adquirir un crédito carísimo con el INFONAVIT. Recuerden: si alguien te presta dinero y te cobra un interés no es altruismo, es un negocio. Bueno sería que el apoyo fuera con una tasa de interés más baja para disfrazarlo de beneficio, pero ni eso.  

Quisiera decir algo bueno sobre la perspectiva financiera de la reforma pero en realidad en lo personal jamás recomendaría adquirir un crédito con el INFONAVIT a menos que tengas el peor buró de crédito y no tengas otra alternativa. Pero como dije al principio de la columna, hay puntos acertados en esta reforma de ley que seguramente veremos en la siguiente edición del jueves en Criterio Diario.  

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