Nican Mopohua

Criterios Jaime A. Romano

Estamos a pocos días de que inicie el ya famoso “Maratón Guadalupe-Reyes”, esa época de celebraciones decembrinas que empiezan con la conmemoración de las apariciones de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego en el año de 1531 en el Cerro del Tepeyac, y culminan con la celebración de la Epifania del Señor (o la llegada de los Reyes Magos), el día 6 de Enero del siguiente año. 

Hoy quiero hablar acerca de la historia que tiene detrás la imagen que se venera en casi todos los hogares Católicos de México y en casi todas las iglesias, la Virgen María en su advocación Guadalupana. Dentro de la Ciudad de Puebla tenemos varias iglesias dedicadas a la Guadalupana, la Original es la del Paseo Bravo; consagrada en 1722. 

Empezaré por decir que soy un Católico practicante, pero la “Emperatriz de América” nunca ha sido mi advocación favorita, ni a la cual le sea muy ferviente; aun así no para de sorprenderme la popularidad de la misma. Recuerdo mi primera vez en la Catedral de San Patricio en la ciudad de Nueva York, mi admiración por encontrar un bellísimo cuadro con la imagen de “La morenita del Tepeyac” dentro de la iglesia, misma que tenía muchísimas velas encendidas y muchos más fieles a sus pies orando.  

Así mismo fue mi sorpresa cuando en la Basílica de San Pedro, en Roma, al descender a donde se encuentran las tumbas de los Papas lo primero que ve uno tras un pequeño altar es una imagen de la Guadalupana, a pocos pasos de los restos del Apóstol de Cristo y los demás líderes de la Iglesia.  

Pero hagamos un breve recuento de los sucesos que dieron origen al culto más fuerte en esta nación mexicana: 

De acuerdo al “Nican Mopohua”:que es el nombre de la narración náhuatl de las apariciones de la “Reina de México”  Corría el año de 1531 cuando el recién conquistado México Tenochtitlán se estaba acoplando a sus nuevos habitantes, en los días del 9 al 12 de Diciembre se dieron una serie de apariciones.  

La 1a en la cual la Virgen le encarga a San Juan Diego ir a donde el Obispo Juan de Zumárraga para transmitirle su deseo de que se erija en el lugar de la aparición “una casita” donde pudiera vivir, a lo cual el Obispo no le cree. 

La 2a donde San Juan Diego le narra a la Virgen la incredulidad del Obispo.  

La 3a aparición donde San Juan Diego le dice a la Virgen que el Obispo está solicitando pruebas sobre las apariciones.  

Una 4a aparición donde la Virgen consuela a San Juan Diego sobre la salud del tío convaleciente. Es ahí donde la Virgen lo envía a recolectar las rosas de castilla al cerro del Tepeyac. Y posteriormente se las presenta al Obispo, descubriendo que la imagen de la Virgen había quedado impresa en la tilma. 

La 5a aparición es al tío del Santo, quién dice que se le reveló la Virgen, lo había curado y le había revelado que su nombre era “Guadalupe”. 

Es así que, para esa época las apariciones serían las primeras de la Virgen en la Nueva España y lo que haría que la fe Cristiana se enraizara con más fuerza entre los habitantes de los nuevos territorios de la Corona Española.  

Cómo bien lo dijo el Papa Benedicto XIC “Non Fecit Talliter Omni Nationi” (No hizo nada igual con otra nación), ya que conforme lo cuenta la leyenda, los elementos que componen las apariciones son elementos únicos. 

Es así que el culto se ha extendido por todo el mundo y así como habemos Mexicanos por todo el mundo, hay devoción a la Virgen en todo el mundo. Es un elemento que sin duda nos identifica como Mexicanos, seamos fervientes o no.  

¡Feliz Inicio del Maratón! 

jaime.aguilar@criteriodiario.com