¿Cuántas frases y artículos has leído hasta el día de hoy en dónde se despide con alivio al año que ya terminó? Es una costumbre muy común que hagamos una introspección y a la vez una retrospectiva del año cada vez que se completa el ciclo de rotación alrededor del sol. Pero este año en particular, el 2020, será uno de esos años que muchos querrán olvidar, pero siempre será recordado.
Hoy no vengo a hablar del recuento de los daños del año del COVID-19, la mejor perspectiva que se puede tener es hacia adelante. Es importante que hayamos tenido muchos aprendizajes del 2020, pero lo es aun más que tengamos bien fijos nuestros objetivos y metas para iniciar con el pie derecho el 2021. Es por eso que seguramente muchos de nosotros seguimos teniendo la costumbre de anotar los famosísimos propósitos de año nuevo, ir deseándolos al compás de las campanadas al marcar las doce de la noche mientras te atragantas uvas y deseas que no tengan semilla, o que no sean del tamaño de un limón.
Para salir un poco del cliché, además de proponerse hacer más ejercicio, bajar de peso, aprender un idioma, leer más, gastar menos, uno de los propósitos que me gusta mucho que la gente se haga es en el tema financiero personal. Planear ahorrar para llegar a un sueño puede llegar a ser un motor muy potente para que muchas cosas buenas se junten y puedas lograr tu meta. Puede ser un viaje, un cambio de coche, un guardarropa nuevo, o si queremos vernos más ambiciosos: una casa nueva.
Ya habíamos hablado antes de las opciones que se tienen en cuanto a la adquisición de una nueva propiedad. Si eres un lector constante de este espacio, sabrás que la mejor opción para tener una casa nueva es comprar tu terreno y luego construir tu casa, teniendo un proyecto en etapas para que se ajuste a tus necesidades y tus finanzas. También hemos platicado de las diferentes opciones que ya se ofrecen por medio del INFONAVIT para poder hacerte de una propiedad, así como analizar el costo de tomar dicha decisión. Si no leíste esos artículos te los resumo: el costo es alto, no te beneficia en nada.
Justamente un servidor se está planteando como propósito hacer una ampliación de su casa, a lo cual me llevó a un momento de análisis más profundo que a su vez conllevó a un dilema entre dos opciones aparentemente convenientes. Sabemos que pedir un préstamo para comprar, construir o ampliar una casa es un compromiso que te atará a pagos fijos en plazos largos, que al final sumarán prácticamente el doble del costo real de lo que pediste en un principio. Ya decíamos que si compras una casa de $1 millón de pesos, al cabo de un crédito de 20 años es muy probable que acabes pagando $2 millones por ella. Y es entonces donde mejor se recomienda hacer un ahorro para poder hacer esa compra. Pero seamos sinceros ¿Cuánta gente puede ahorrar $1millón en menos de 10 años con un salario promedio de $15 mil pesos? Se escucha casi imposible, ¿Verdad?
Pues déjame romper tu burbuja y decirte que no es NADA imposible. Al contrario, es mucho más fácil que pagar la mensualidad de tu casa por 20 años. Si quisieras adquirir o construir una casa de $1 millón a crédito, tomando como base el plazo de 20 años y sin tener dinero para un enganche, es muy probable que tu mensualidad sea de $10 mil pesos. Ahora imagina que esos mismos $10 mil pesos en vez de pagarlos para liquidar un crédito los metes a una inversión. Entre las inversiones más conservadoras disponibles actualmente puedes toparte con tasas de rendimiento de entre un 4% y un 5%. ¿Sabes en cuanto tiempo podrías juntar ese millón de pesos para tu casa si religiosamente te comprometes a ahorrar los $10mil pesos equivalentes a una mensualidad de un crédito de $1millón de pesos? 7 años. Así es amigo, ni siquiera es la mitad del tiempo.
Hasta ahí espero haber sido claro. Si no, vamos a darnos otra oportunidad: si compras una casa de $1millón de pesos a crédito por 20 años, te va a costar $2 millones; si ahorras tu mensualidad por 7 años, juntas ese mismo millón y te ahorras otro millón más 13 años.
Ese no es el dilema del que les quería platicar. Esa decisión ni siquiera debería ser un dilema, obviamente cualquier persona con completo uso de sus facultades mentales optaría por ahorrar para comprar o construir en vez de pedir un crédito. ¿Y el dilema? Pues es el tiempo. La razón por la que los créditos existen es por que la gente no tiene el hábito de ahorrar, ni de juntar los montos monstruosos del costo de una casa, y mucho menos el tiempo que conlleva el planificar y construir una casa a tu medida. El verdadero dilema es decidir si quieres tener tu casa de $1 millón ahorita aunque te cueste el doble por 20 años, o te esperas 7 años para tenerla y olvidarte de tener que seguir pagando una mensualidad por los próximos 13 años. ¿En donde vas a vivir los primeros 7 años? Seguramente rentando, lo cual requiere de tener un sacrificio muy grande en cuestiones financieras para poder llegar a la meta.
La realidad es que el camino fácil es comprar la casa ya hecha con un crédito y mentalizarte por 20 años que lo vas a tener que pagar, aunque te cueste muchísimo más caro. Al final la vas a acabar disfrutando desde el día uno, ¿no es así?
Si tienes el propósito de hacerle una adecuación a tu casa, ampliarla, remodelarla o construir una nueva es bien importante que primero te preguntes ¿Qué tanto te urge hacerlo? ¿Puedes esperar un par de años más? Si la respuesta es “si”, entonces te recomiendo que hagas un plan de ahorro ambicioso que te permita llegar a ese objetivo en poco tiempo. Recuerda: los sueños se construyen.
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