Empiezo a ordenar

Angelica Lobato Torres Criterios

Como en cada uno de los últimos 20 años, a estas alturas de enero me propongo iniciar con los propósitos que hice en año nuevo (aunque en este año olvidamos comprar las uvas). Entre estos propósitos repetidos, mencionaré 2 que son los más constantes: aprender a manejar (que ya tome el primer paso y tal vez tarde otros 2 o 3 años en tomar el segundo) y ser más ordenada. 

Quienes me conocieron trabajando, sabrán que, en la cuestión laboral, yo tengo mi orden particular, que tal vez no sea el orden común, ya que estoy un poco (bueno, si mucho) obsesionada con mi manera de hacer las cosas, pero en las cuestiones de la vida diaria, soy la personas más desordenada del mundo. Siempre pongo la excusa de que es mi desorden y yo lo entiendo, pero son patrañas, hay muchas cosas que odio hacer y dejo que llegue el momento en que ya no puedo poner excusas para ordenar, en especial, guardar la ropa. 

Hace un par de años, gracias a Netflix, un pequeño libro se hizo famoso: “La magia del orden” de la autora Marie Kondo. No les mentiré, ni vi el programa y no termine el libro, la razón: me niego a hacer lo que la autora recomienda y preferí dejar de leer que aceptar que la mujer tiene varios puntos muy razonables. 

El punto principal es: “No guardes nada que no te cause felicidad”, una tarea nada fácil para una acumuladora: cada cosa que tengo arrumbada, va unida a un recuerdo, no necesariamente feliz. Desprenderse de las cosas a veces no es tarea fácil pero tiene razón, a veces necesitamos deshacernos de cosas para poder avanzar y en palabras de compradores compulsivos, necesitamos hacer espacio para comprar nuevas cosas. Una cosa en la que no puedo aplicar sus reglas es en la cocina, la autora nos indica que todo hay que guardarlo y no dejar nada a la vista, hay que usar cajas, contenedores y sobretodo, entender que ordenar no es buscar que las cosas sean accesibles, sino que cada cosa tiene su lugar. 

Hay un punto en el que la trama de la historia se complica. Habla acerca de los libros, menciona que debes tocar tus libros y sentir tu conexión con ellos, deshacerte de esos que dijiste alguna vez: “lo volveré a leer algún día”. Si, los libros son objetos que roban mucho espacio, pero creo a todos nos gusta tener un constante recuerdo de cuantas historias hemos conocido durante nuestra vida, nos hayan hecho felices ¿o no? 

Sin embargo, en algo tiene razón, si hay orden en nuestro entorno, podemos tener un poco de orden en nuestra vida y nos da tiempo para pensar en cosas más importantes, “Una habitación caótica es el reflejo de una mente caótica” y el ser tan apegados a los objetos a veces crea caos. Sé que mucha gente usó los primeros meses de esta pandemia para ordenar. No sé si eso les causó felicidad o si a casi un año, el orden se mantiene. Yo acabo de ordenar mi cocina y puedo decirles que sí me causó un poco de felicidad. Tal vez el “Método Konmari” sea lo que necesito; espero que si ustedes deciden leer el libro y deciden deshacerse de las cosas que no los hacen felices, piensen un poco y piensen en donar o en reciclarlas. Lo que es desechable para uno, puede ser esencial o un nuevo recuerdo para otros. 

angelica.lobato@criteriodiario.com