Los Cerezos de Puebla

Criterios Jaime A. Romano

El 25 de mayo de dos mil dieciséis la Asociación México Japonesa donó al Gobierno del Estado y al Museo Barroco tres árboles florales de cerezos para simbolizar la amistad entre México y Japón concretada con la construcción del nuevo museo en la Ciudad de Puebla. 

Este hecho que muchos pueden pasar por alto tiene gran significado. El mismo regalo (pero en un total de 3,000 árboles) fue realizado en el año de 1912 por parte del alcalde de Tokyo a la Capital de Estados Unidos de Norteamérica, Washington DC.  

Y es el significado de la floración del cerezo, que cuando estos grandes árboles alcanzan la madurez y se cunden de flores se aprecian nubes de color rosa suspendidas de las ramas de los mismos. Para los japoneses esto tiene una intensa relación con la mortalidad y la aceptación del destino, cargando un gran simbolismo para esta cultura.  

El hecho también trae un poco de historia al respecto de los árboles que ahora consideramos tan queridos en México, las jacarandas. Durante la década de los 30’s al ver el gran éxito que había sido la donación de cerezos a Washington DC, el gobierno Mexicano solicitó una donación de buena voluntad al Gobierno de Japón de árboles de cerezos para la Ciudad de México, con el plan de sembrarlos y colorear la ciudad, el jardinero Tatsugoro Matsumoto, que había llegado durante la época Porfirana al país y a quien se le encargó la modernización de los jardines en Chapultepec, hizo un estudio acerca de la facilidad y adaptabilidad de los cerezos en el clima de la capital de la nación Mexicana. Siendo que el clima de la Ciudad de México, distinto en muchos aspectos con respecto al de Japón o al de la Capital de la nación vecina del Norte, por ende para solucionar el requerimiento de llenar de color la Ciudad de México, Matsumoto sugirió el colocar árboles de Jacaranda mismos que fueron aceptados con gran alegría por parte del Gobierno de México. Al ver que funcionaron tan bien en la capital del país su cultivo se propagó en todo el país, floreciendo cada primavera y alegrando el paisaje de la ciudad.  

Esperemos que así como el espectáculo visual que dan las jacarandas que se encentran en diversos puntos de la ciudad de Puebla, pronto podamos ver una propagación de más especies de árboles florales que coloreen las calles de la capital Poblana.  

Así que al ver nuevamente la floración de los tres árboles de cerezo que se encuentran en la plancha de entrada al Museo Internacional Barroco no queda de otra más que alegrarse por el símbolo que estos presentan y al espectáculo visual que dan a los que nos acercamos a ver y disfrutar de la naturaleza.  

jaime.aguilar@criteriodiario.com