Si hay algo que ha sido preocupación de todos pero acción de nadie, sobre todo en México, es el tema de la sustentabilidad. Desde los años 80´s varias agrupaciones de diferentes sectores sociales han intentado hacer conciencia sobre el uso desmedido que ejercemos en las energías que utilizamos. No me dejarán mentir que desde la primaria nos enseñan la diferencia entre una energía renovable y una no renovable, el primer ejemplo que se nos viene a la cabeza sobre la NO renovable es justamente el petróleo. Por alguna extraña razón nuestros representantes en el gobierno no parecen haber estado en esas clases que todos tuvimos en la primaria.
En cuestiones de sustentabilidad ha habido grandes avances en la investigación e implementación de nuevas tecnologías que sean más bondadosas con nuestro ya desgastado planeta. Y como pasa con todas las tecnologías que van introduciéndose en el mercado, las sustentables que antes parecían inalcanzables para el hombre común ahora pueden formar fácilmente parte del hogar de todos con una inversión que será insignificante en comparación con el gran beneficio que ofrece desde varios puntos de vista, en los que destaca el ecológico, el energético y el económico.
Cualquiera pensaría que el gran problema ecológico que existe en el planeta se debe a los monstruos corporativos que contaminan sin regulaciones, o al uso desmedido de empaques plásticos y popotes, o a la incapacidad de sustituir el petróleo por alguna otra fuente de energía. Pero se sorprenderían si les dijera que una de las fuentes más impactantes de contaminación y desperdicio de recursos es, nada más y nada menos que, la construcción. Según las diferentes cumbres sobre desarrollo sustentable el sector de la construcción es responsable de consumir el 50% de los recursos naturales, el 40% de la energía y del 50% del total de los residuos generados.
Hace un par de días pude leer con mucha emoción que el Gobierno de Puebla había entregado las primeras 2 casas sustentables en el Estado, de un programa de 870. El resto de la nota aquí:
Pero como últimamente pasa cada vez que un mexicano lee sobre los logros de nuestro gobierno, fue más bien una gran decepción al notar que sólo se hacía propaganda con un par de casas que son IDÉNTICAS a todas las casas que siempre han hecho en las comunidades lejanas de la metrópoli. La única diferencia que tienen es que cuentan con una celda fotovoltaica para generar electricidad, un calentador solar y una “estufa ecológica”.
Sinceramente no podemos ser del todo pesimistas al respecto. Una casa que ya no va a pagarle a CFE por su luz, ni va a necesitar escuchar el famosísimo tonito del gas es un gran avance para el progreso. Definitivamente será una casa que va a consumir menos recursos que una casa tradicional, pero el hecho de tener un par de elementos que te ahorran el gasto de tus consumos generales no hace que tu casa sea sustentable. Si es un buen paso, debemos reconocerlo, pero hacen falta muchos más que además son más sencillos y económicos para que de verdad pueda hablarse de sustentabilidad.
Debemos entender que por definición la construcción sustentable, buscará que la casa se adapte al medio ambiente donde se construye. Esto significa que utilice los recursos que tiene en su entorno para erigirse y que se busque la forma de consumir la menor cantidad de energía posible, tanto en el proceso de su construcción como en el uso diario de la vivienda. Ni calentadores solares ni los paneles fotovoltaicos se venden por el beneficio ecológico que pueden significar; el gancho más fuerte de cualquier panfleto para que compres alguno con tu distribuidor más cercano es el ahorro económico. Te enseñan tablas comparativas del gasto EN DINERO que haces al consumir gas para calentar el agua de tu casa, o el costo de mantenerte conectado a la red eléctrica pública. Ni siquiera los vendedores de estas tecnologías tratan de convencer al usuario sobre los beneficios de contar con una casa sin emisiones de carbono, el principal motor como siempre es, el dinero.
Para que una casa se pueda considerar sustentable debe cumplir con varios lineamientos que podemos resumir en un estándar que todos podemos entender: confort. Si en tu casa prendes las luces DE DÍA, no es sustentable. Si tienes aire acondicionado en tu recámara, no es sustentable. Si no tienes ni un metro cuadrado de jardín disponible en tu cochera, patio o azotea, obviamente no es sustentable. Y desgraciadamente eso ni siquiera es tu culpa, porque nadie en ningún momento nos enseña lo que debemos buscar o preguntar en las casas que compramos o construimos, y los que sí son encargados no se molestan en implementarlo.
El truco de la sustentabilidad en nuestros hogares es el diseño y la implementación de soluciones durante el proyecto para que la casa aproveche los recursos de la mejor manera. Empezando siempre con la orientación de la casa, se debe tener mucho cuidado de no generar espacios muy fríos o muy calientes dependiendo de su relación con la trayectoria del sol, y eso es algo que cualquier arquitecto debería saber. La forma de aprovechar la iluminación natural, la ingeniería para separar las aguas pluviales con un potencial de ser reutilizadas, todo eso es lo que un cliente debería exigir en el diseño de su casa para asegurarse de que vivirá de una forma cómoda, sin necesidad de utilizar energías extras para calentar o enfriar la casa.
Insisto: es un buen paso que se empiecen a realizar cambios en las tecnologías tradicionales de nuestras casas y migremos hacia el aprovechamiento de la energía solar para el beneficio de nuestros bolsillos. Pero recuerden que eso no es suficiente. No duden en exigirle a sus arquitectos que tomen en cuenta todo lo necesario para que su casa sea la más amigable hacia el planeta. Las generaciones futuras se los agradecerán.
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