Yuval Noah Harari y el Homo Sapiens

Criterios María Del Rocío Lozano Solana

Hace unos días, en una de mis clases de la universidad, tuve la oportunidad de escuchar una entrevista de TED con Yuval Noah Harari. Para los que no sepan de quién se trata, Harari es un historiador israelí, pero también es el autor del famoso libro y Bestseller “Sapiens: de animales a dioses”, del cual quiero hablar hoy. Ya habíamos tratado antes muchos temas sobre la globalización, pero poco hemos profundizado en los efectos negativos y positivos que trae el nacionalismo a esta nueva era y estilo de vida. Hoy, al escuchar el diálogo de TED, en donde se habló sobre la era globalizada, el nacionalismo y a lo que nos estamos enfrentando con este nuevo modo de vida; en primer lugar, me parece interesante que Yuval hace referencia a la historia que muchos nos hemos creído sobre la modernización. Una historia que se ha pasado boca en boca dejándonos creer que, gracias a la expansión de las fronteras, las nuevas tecnologías y la comunicación masiva, todo será color de rosa. De hecho, durante el diálogo se menciona que muchos han considerado que este es el mejor momento del ser humano, “Las personas mueren más por comer demasiado que por comer poco” mencionó el autor al respecto, y también dijo que “Hay más suicidios que homicidios” y que es por ello por lo que somos nosotros nuestro propio peor enemigo. Pero ¿Por qué sería esto lo mejor que le ha pasado al hombre? Al parecer es un avance, pero ¿Un “avance” en retroceso? 

Durante el diálogo se trata de ejemplificar cómo es que la globalización ha dejado a muchos fuera de la jugada. Por lo menos desde el principio del siglo XXI, la modernización ha dividido a lo global de lo local y de esta forma ha obligado a los sistemas, principalmente políticos, a plantearse nuevas formas de acción. Pero aquí hay un problema: Yuval menciona que tenemos ya una economía global pero que a la vez tenemos la política nacional y que estas no funcionan en conjunto. La solución a este desbalance es que el sistema político se globalice o, por otro lado, que la economía se aterrice a algo más local. Sin embargo, ya existe un sentimiento en las personas de que el sistema está roto y que por eso hay que regresar a las formas más tradicionales que nos hacían sentir seguros. He aquí el retroceso.  

Ahora, según mi análisis en clase, uno de los planos en los que los flujos culturales operan, es el plano étnico. Este representa los movimientos de personas a través de las fronteras, y es importante mencionarlo ya que cuando hablamos de nacionalismo, hablamos de un sentimiento que nace desde el corazón de las comunidades y por ende de las personas. En lo personal, concuerdo con Yuval Harari cuando veo al nacionalismo o patriotismo no sólo como algo positivo, sino que le ha traído cierto bien a las sociedades. Sin embargo, el siglo XXI y la tecnología han cambiado esto. La sociedad global en la que se vive actualmente no puede ser regulada por un organismo nacional por sí solo, los problemas que enfrentamos son de carácter global y tienen que ser atendidos de la misma forma. El nacionalismo no tiene ese alcance.  

De esta forma es importante entender que los problemas de hoy son, en esencia, globales y no se pueden revisar sin la cooperación global. Las regulaciones nacionales traen de cierta forma, un retraso a lo que sucede fuera de las fronteras, y nadie quiere quedarse atrás. En segundo lugar, otro de los planos en los que los flujos culturales funcionan, es el tecnológico. Y aquí nos enfrentamos a una amenaza mayor y más silenciosa. Las fronteras que detienen el movimiento humano han poco a poco ido desapareciendo, pero aún hay esfuerzos que buscan evitar este flujo. Las razones son muchas, pero una de las que se tocan durante el diálogo es la del empleo. Los americanos temen que los mexicanos o los chinos tomen sus empleos en Estados Unidos, sin embargo, están olvidando que no serán las personas las que tomen sus trabajos, sino que serán suplidos por tecnologías y robots. Y es aquí donde el nacionalismo se confunde por tercera vez.  

Todos sabemos que el tema climático es importante y global, pero también sabemos que los destacados nacionalistas como Donald Trump, no creen en el. Este tiene una sencilla explicación según Yuval Hariari: el nacionalismo no acepta estos problemas porque no tiene las herramientas para enfrentarlos. Por ende, no puede ser más claro que, para tratar temas de interés y efecto global, no se pueden tomar medidas locales ni nacionales. La cooperación debería de ser parte de nosotros, parte de el sistema que nos representa y debería de dar pie a lo que llamamos gobernanza global. Hoy no se puede escapar de la comunidad global y tampoco se puede vivir en ella con una visión local o nacional. El trabajo en conjunto se lleva a cabo por diferentes actores sociales, instituciones, gobiernos, organizaciones, etc., y estos son efectivamente parte de una nación, pero deben de adoptar un modo de acción que vea fuera de las fronteras y que se adapte al nuevo estilo de vida. Y este estilo de vida se mueve culturalmente, con tecnologías y finanzas por todo el mundo.  

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