El liderazgo consiste en “la actividad o proceso de influenciar a la gente para que se empeñe voluntariamente en el logro de los objetivos del grupo”, según la definición aportada por John P. Kotter, autor de “Qué hacen los líderes” o como sostiene John C. Maxwell en “Las 21 cualidades indispensables de un líder”, los líderes también tienen la responsabilidad de “conseguir que los grupos que dirigen desarrollen un rendimiento superior”.
El liderazgo no radica en el género, es decir, pueden llevarlo a cabo de forma efectiva tanto hombres como mujeres. La clave del éxito está en saber aprovechar las capacidades de cada profesional para enriquecer las plantillas en todos sus niveles jerárquicos. Cada vez más empresas están apostando por incorporar a mujeres líderes.
Ahora que sabemos qué es una líder: ¿es exactamente igual el liderazgo masculino que el femenino? Aunque el estilo de liderazgo depende en gran medida de cada persona y no del género, sí se aprecian algunas diferencias en líneas generales.
Estas son las 10 características que debes trabajar para ser una buena líder:
Empatía: las líderes tienen facilidad para socializar y establecer lazos personales con su equipo, valorando no solo los aspectos laborales, sino también el lado emocional.
Trabajo en equipo: las líderes propician de forma natural la inclusión de todos los miembros del equipo, ejerciendo un liderazgo más horizontal. Tienden a aceptar y solicitar opiniones, propuestas o ideas de todos los integrantes.
Capacidad de inspirar y motivar: las mujeres directivas presentan una sobresaliente capacidad de inspirar y motivar a los demás al favorecer un clima de confianza e integración.
Comunicación: las líderes destacan por la asertividad y la escucha activa a la hora de trasladar un mensaje; habilidades fundamentales para garantizar que todos los interlocutores lo entiendan y cumplir con los objetivos.
Productividad: destacan por su excelente gestión del tiempo, distribución de las tareas y observación de los detalles.
Adaptabilidad: son receptivas ante nuevas ideas y, por tanto, es más fácil que se adapten a los cambios.
Gestión del cambio: tienen la capacidad de superarse y mejorar constantemente, algo que aplican a su negocio y que les permite gestionar los cambios y afrontar los posibles problemas de una forma ágil.
Innovación: como ya se ha mencionado para comentar la adaptabilidad, las líderes son flexibles y tienen una mente abierta a nuevos enfoques o productos, lo cual contribuye a la innovación.
Resolución de problemas: pueden realizar diferentes acciones de forma simultánea y tienen una sólida capacidad de análisis, por lo que disponen de una ventaja a la hora de tomar decisiones y afrontar situaciones de crisis. De hecho, en las empresas lideradas por mujeres, los trabajadores confían más en la estrategia aplicada por las mujeres en cargos de alta responsabilidad.
Poder de negociación: buscan el win-win (ganar-ganar) en las negociaciones y promueven un debate colaborativo y participativo, muy necesario en la dinámica social y económica actual, que demanda líderes más solidarios, flexibles y cooperativos que miren más allá del mero interés económico.
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