Como cada 31 de Julio desde el siglo XVII celebraremos al Santo fundador de los Jesuitas, San Ignacio de Loyola.
Y este año no es un año común, sino que coincide con los 500 años desde la conversión de este Santo que fundó una de las órdenes religiosas más importantes de la cristiandad. La historia de este personaje nos relata, que era una persona de una noble casa Española, la casa de Loyola; como a cualquier joven noble del Siglo XVI a Ignacio le interesaba la guerra, por ende era un gran soldado que participó en varios conflictos de la historia Española, en mayo de 1521 durante la sublevación en Pamplona, Íñigo (su nombre de nacimiento) luchó en la misma y sufrió una grave herida por una bala de cañón en la pierna. Así es como terminó en una larga convalecencia, en la cual se presume leyó la “Leyenda Dorada de Santiago” de la Vorágine, un compendio de vidas de Santos. En dicha convalecencia, en uno de sus peores momentos de salud, Ignacio tuvo una visión San Pedro la cual daría pie a una milagrosa recuperación. A partir de la recuperación de Ignacio, decidió guiar su vida hacia la religión católica, encaminándose la posterior fundación de la “Compañía de Jesús” y su gran misión evangelizadora y educativa en el mundo.

Así mismo, la historia de Ignacio de Loyola continúa ya que posteriormente tiene otra visión, esta se le denominará de “Storta”, ya que cuenta que en el pueblo de Storta, Italia, Ignacio tuvo una visión en la cual Cristo le decía que encontraría su favor en Roma, aludiendo a que podría ser que en su visita fuera aprobada la formación de los “Jesuitas” como orden regular.

Como podemos ver, las representaciones Ignacianas no se restringieron a las Iglesias Jesuitas dentro de la capital Poblana, en si, es de sorprenderse que las mismas continuaron decorando las paredes de los templos, aún posterior a la expulsión de los Jesuitas de los dominios Españoles (mismas que duraron de 1767 hasta 1816). De hecho, unas de las pinturas de San Ignacio que permanecen en su lugar de origen es aquella que tiene la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en su escalera de los Leones.
Así mismo no podemos dejar de hablar de las bellísimas Imágenes con las que cuenta en templo del Espíritu Santo o “La Compañía” dicho templo era la casa de los Jesuitas en Puebla, hasta finales de los 70’s del siglo pasado, aún así conservan los bellos emplomados dedicados a San Ignacio y San Francisco así como pinturas y una famosa escultura del Santo a la cual los fieles le tienen mucha fe.


La devoción inclusivamente se extiende a templos que no tienen que ver con la congregación Jesuita, como las representaciones de varios Jesuitas en el templo de Nuestra Señora de la Luz, o la bellísima imagen que se encuentra en el Sagrario Metropolitano, mejor conocido como la Soledad.

Es así como la devoción a San Ignacio se ha propagado por la fama del Santo, así como el agua bendita que se encuentra en el templo del Espíritu Santo, así como la venta de las famosas “Cédulas de San Ignacio” que tradicionalmente se colocan en las puertas de las casas para evitar que entre el mal a las mismas.
Quizás es una de las fiestas menos populares dentro de Puebla, pero el legado y la fidelidad a San Ignacio permanece vigente hasta el día de hoy entre los Poblanos y sin duda en el arte.
@JimboRomano