Sin duda alguna, existe una diversidad considerable de temas a tratar con respecto al análisis y debate de lo que significa la aplicación de un “Modelo de Parlamento Abierto”, como ya se ha dado cuenta en este espacio. Además de los temas que hasta este día se han ventilado, debemos hablar también de los esfuerzos institucionales por abrir el Congreso poblano a la sociedad.
Desde hace al menos una década se realizan ejercicios institucionales materializados en actividades específicas para acercar el poder legislativo a los poblanos, incluyendo a niñas, niños y adolescentes. Al menos existen tres: visitas guiadas, recorridos infantiles y “Diputado por un Día”.
Las “visitas guiadas” tienen como objetivo: (de acuerdo con lo estipulado por la página institucional del Congreso) “Que los estudiantes de todos los niveles educativos de la entidad y del interior del país, conozcan de cerca la integración, el funcionamiento, las actividades fundamentales del Poder Legislativo y la historia del Congreso Estatal y su recinto”. Además de “Complementar los planes y programas de estudio en temas de carácter cívico y democrático y, fortalecer la formación de ciudadanas y ciudadanos; es decir, de personas libres y responsables que ejerzan sus derechos y cumplan sus deberes con plena conciencia de ellos y, en su momento, participen en la construcción de su sociedad.”
El desarrollo de la visita se da en el Salón de Plenos del Congreso, así como en las instalaciones administrativas y oficinas de los diputados. Desde mi óptica, este ejercicio, cumple la función de familiarizar a cualquier tipo de visitante con las funciones del propio poder.
El programa de recorridos infantiles por los tres poderes tiene como fin que los más pequeños de nuestra sociedad conozcan las instalaciones y a los diversos funcionarios que se desempeñan en cada uno de los tres poderes en los que se materializa nuestro gobierno. Tiene como fin también (de acuerdo a la información en la página) “Desarrollar en la niñez poblana un sentido de pertenencia e identidad, así como la educación cívica y la cultura de la legalidad”.
El ejercicio denominado: “Diputado por un Día” tiene el objetivo de “vincular al Poder Legislativo con las instituciones educativas del estado, tanto a nivel básico, medio, medio superior y superior, para fomentar entre sus alumnas y alumnos actividades y experiencias que les permitan conocer las funciones y el papel que desempeña este Poder en el contexto político y social de la entidad”.
“Este ejercicio se convierte en un espacio en el cual niñas, niños, adolescentes y universitarios, en uso de sus derechos, opinan, analizan, debaten y deliberan, en un escenario de respeto y pluralidad, temas de interés, dentro de un esquema de organización y trabajo similar al quehacer legislativo.”
Las etapas del ejercicio “Diputado por un día” son: explicación de la función legislativa, acto protocolario y ejercicio legislativo.
Son tres de las actividades sociales más nobles que tiene nuestro Congreso local. Mismas que generan un acercamiento entre representante su población, con un enfoque didáctico y el afán de fortalecer nuestra cultura política. Estas actividades son realizadas por la Dirección General de Servicios Legislativos que, en el organigrama depende de la Secretaría General.
El impacto de dichas actividades normalmente forma parte de los informes institucionales del presidente en turno del órgano de Gobierno del legislativo.
Hasta hace unos días, esas y muchas más actividades fueron desempeñadas y desarrolladas por mi amigo Armando Martínez Jaramillo, quien desde hace ya más de una década prestaba sus servicios para el Poder Legislativo.
La noble labor de Armando, su disposición al trabajo y, en general, su capacidad de adaptación impactó en al menos 3 legislaturas. Solía también ser el maestro de ceremonias y con el paso del tiempo, uno de los encargados de logística de eventos institucionales y salvaguarda del protocolo legislativo.
En el terreno personal, habrá que decirlo, fue un analítico puntual con precisiones dogmáticas, al tiempo de ser un alma libre, un irreverente racional y el mejor conversador de cine con el que he intercambiado mis limitadas expresiones del séptimo arte.
Como poblano reconozco la labor de Armando que, desde la siempre anónima labor de la burocracia legislativa, aportó su granito de arena para tener pláticas y experiencias amenas a nuestra población más joven y con ello tratar de abrir, desde su trinchera, el Congreso para los poblanos.
A donde quiera que vayas, buen viaje amigo.
josimar.alejo@criteriodiario.com